No es un secreto que buena parte del poder económico aguardaba la segunda vuelta porque consideraban que el modelo impuesto por el kirchnerismo es un ciclo terminado. Resultado mejor al esperado
Los agentes económicos y financieros recibieron con entusiasmo que el postulante de Cambiemos, Mauricio Macri, haya logrado llegar a una segunda vuelta con el oficialista Daniel Scioli, pero en un resultado que sorprendió a propios y extraños.
Pero esto dejará a la economía en un suspenso que sólo promete estirar la mediocridad en la que cayeron los principales indicadores en los últimos años.
No es un secreto que buena parte del poder económico aguardaba con entusiasmo la posibilidad de un balotaje, porque consideraban que el modelo impuesto por el kirchnerismo es un ciclo terminado y no quedaron convencidos con la propuesta de "continuidad con cambios" prometida por Scioli.
Tal vez la última oportunidad que tuvo el gobernador bonaerense de lograr el favor de los poderosos la perdió el día en que Cristina Kirchner le impuso a Carlos Zannini como compañero de fórmula.
Es que esa imposición fue interpretada por los mercados como una señal de que Scioli quedaría atrapado por las redes del kirchnerismo duro, y que con ese corset sería poco lo que se pudiese hacer por modificar los fundamentos de un modelo basado en un rol cada vez más omnipresente por parte del Estado.
Por eso es probable que este lunes haya euforia en los mercados, a pesar de que la incertidumbre seguirá dominando las decisiones económicas.
Esto quiere decir, según las primeras lecturas que hacen los hombres de negocios, que al menos hasta el 22 de noviembre próximo no podrán esperarse cambios en el festival de subsidios, sino todo lo contrario.
Mucho menos en la sangría de reservas producto del dólar subsidiado que autoriza la AFIP tanto para ahorro como para turismo, porque con este resultado sería imposible pensar en la posibilidad de cerrar ese grifo que continúa impactando sobre el estado patrimonial del BCRA.
Tampoco pueden esperarse modificaciones en la emisión descontrolada, ni en la profundización del déficit fiscal como consecuencia de niveles de gastos que crecen a un ritmo mucho más acelerado de lo que es capaz de producir una economía anémica como la Argentina.
Ahora más que nunca, los mercados saldrán a jugar a fondo a favor de Macri, porque por primera vez se encuentran con la posibilidad cierta de que un candidato del establishment llegue al poder tras doce años y medio de hegemonía kirchnerista.
Las propuestas electorales de los postulantes con más chances oscilaban entre la "continuidad con cambios" ofrecida por el oficialista Scioli y el giro de 180 grados impulsado por Mauricio Macri, con fuerte acento en el cepo cambiario, que prometió eliminar el 11 de diciembre y es la principal distorsión que dejará Cristina Kirchner.
Observando el resultado, queda la sensación de que, al menos a lo que la economía concierne, la gente empieza a reclamar más cambio que continuidad.