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3 de diciembre de 2024
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Por José Calero
"Arbolitos", la nueva industria nacional
"Cambio, cambio, dólar, euro, reales", se puede escuchar a veces casi como única voz en esas peatonales remodeladas por el gobierno porteño. ¿Volvió la bicicleta financiera?
17 de septiembre de 2013
Recorrer las peatonales Florida y Lavalle en el centro porteño no solo permite observar un alto número de locales cerrados en alquiler, sino comprobar que la profesión de "arbolito" se transformó en nueva fuente de empleo para cientos de argentinos. "Cambio, cambio, dólar, euro reales", se puede escuchar a veces casi como única voz en esas peatonales remodeladas por el gobierno porteño.

El alza de los alquileres y cierta baja en la afluencia de gente obligó a decenas de comerciantes a retirarse de ambos paseos, pero aún siguen siendo calles fuertes a nivel comercial, camino elegido por los turistas y espacio para los principales puestos de diarios.

Lo curioso es que a lo largo de aproximadamente 18 cuadras fue posible detectar (solo hay que escuchar con atención) unas 150 personas cuyo principal oficio es comprar o vender dólares y, en menor medida, cambiar euros y reales por pesos.

El promedio arroja casi 9 arbolitos por cuadra, y solo teniendo en cuenta las personas que a viva voz ofrecían cambios de divisas y se las podía detectar.

Eso sin contar joyerías y casas de ventas de lapiceras y otros artículos donde puede detectarse que además se dedican a rubros un poco más financieros, o galerías donde los servicios de seguridad aparecen exagerados para un lugar donde solo se ven perfumes o artículos electrónicos.

Muchos arbolitos incluso cumplen además otros roles, como empleados de puestos de diarios o de tiendas, y hasta porteros de galerías que hacen una "changa" consiguiendo clientes para las cuevas que se diseminan a lo largo de la city porteña -muchas sobre la calle San Martín o Corrientes- y a veces van mudándose de edificios para evitar molestas inspecciones de la AFIP o policiales.

Las principales ganancias los arbolitos las hacen con los turistas, a quienes pueden llegar a comprarles dólares a 8,30/8,50 pesos para luego venderlos a 9,30/9,50 o más, con un spread que orilla el peso.

A la hora de explicar cómo es el negocio, aseguran que la "crema" se la llevan capitalistas que están detrás de las cuevas, pero reconocen que, en un "día de furia", pueden sacar hasta 500 pesos en una jornada, donde a cambio deben estar hasta 14 horas en la calle y, como ocurrió este martes, soportando bajísimas temperaturas.

"El problema es cuando aparecen los de la AFIP o la policía hace alguna movida, porque ahí perdiste el día", explicó un "arbolito" de unos 30 años, buscavida de profesión, quien dice que antes se dedicaba a vender desde pañuelos hasta linternas en el subte.

Sin embargo, admite que los envalentonó la declaración del secretario de Seguridad, Sergio Berni, quien aclaró que gritar "cambio, cambio" en la calle no era delito. "El problema es que cuando hay operativos te quedás igual sin materia prima, porque las cuevas bajan la persiana y vos no te podés hacer una moneda", graficó.

En el fondo, el problema no parecen ser los "arbolitos", el eslabón más débil de una larga cadena, y ni siquiera las cuevas, sino el cepo cambiario impuesto desde lo más alto del Estado, que le cambió una vez más las reglas de juego a los argentinos y los hizo retroceder más de dos décadas a tiempos que se creían superados.