"Nos la tenían jurada y ahora sale este fallo. Pero estamos seguros de poder revertirlo", dijo con amargura un funcionario horas después de la decisión judicial que conmocionó a la Casa Rosada
Por José CaleroTras el esfuerzo titánico para lograr el 92% de adhesión en sus dos canjes de deuda, el gobierno se vio conmocionado hoy por el fallo de un juez de Nueva York que deja a la Rosada ante la encrucijada de apostar a una apelación que recién podrá presentarse el lunes, porque ni siquiera los feriados parecen jugar a favor de la Argentina en los Estados Unidos. "Nos la tenían jurada y ahora sale este fallo. Pero estamos seguros de poder revertirlo", dijo un funcionario horas después de que la decisión judicial había ganado, en segunda edición, la tapa del diario de mayor circulación.
Horas antes de comenzar el Día de Acción de Gracias en los Estados Unidos, el juez Thomas Poole Griesa, de 82 años, pareció descargar toda su bronca contra el país, se quejó porque la presidenta Cristina Fernández dijo que no pensaba pagar ni un dólar, y ordenó que el 15 de diciembre próximo el país le cancele 1.330 millones de dólares a los fondos buitre que poseen títulos de deuda que no entraron en los canjes.
Ahora, el gobierno argentino apuesta a que la Corte de Apelaciones del distrito de Manhattan acepte una apelación que revea el fallo de primera instancia de Griesa y saque al país del riesgo de caer en "default técnico".
La decisión del pintoresco juez Griesa -nombrado durante el gobierno de Richard Nixon y graduado de Harvard y Stanford- fue cuestionada no sólo por el gobierno nacional, sino también por dirigentes de la oposición, pero sumó otra mancha a la cadena de errores, o exceso de confianza, en que vienen cayendo los estrategas jurídicos de la administración cristinista.
Primero fue el embargo sobre la Fragata Libertad en un alejado puerto de Ghana, y ahora el fallo de un juez que descargó toda su dureza jurídica sobre la posición argentina.
El fallo causó un impacto negativo sobre el mercado argentino, con una fuerte caída de los títulos de deuda y el riesgo de que los tenedores que entraron al canje puedan llegar a concretar una demanda multimillonaria contra el país si es que finalmente los fondos buitre terminan cobrando sus bonos al 100 por ciento.
Griesa también la emprendió contra la propia presidenta, a la cual le reprocha haber sostenido que a los fondos buitre (los demandantes) no se les pagaría un solo dólar.
Pero lo que más confundió al gobierno argentino fue que el magistrado de Manhattan desoyera las "sugerencias" del Banco de Nueva York, que le había solicitado no intervenir en el sistema de pagos.
El gobierno estaba convencido de que ese pedido del gigante financiero, sumado al que realizaron los bonistas que entraron a los canjes, convencerían al juez de la inconveniencia de fallar a favor de los fondos especulativos, pero todos los cálculos fallaron.
En la presentación que hará el lunes, el gobierno argentino le pedirá a la Cámara de Apelaciones expedirse antes del 15 de diciembre y que su decisión tenga carácter suspensivo, para evitar tener que depositar 1.330 millones de dólares en reservas.
En caso de recibir otro fallo adverso, la Argentina dice estar dispuesta a ir ante la Corte Suprema de Justicia norteamericana, a riesgo de sufrir un duro revés, ya que el máximo tribunal estadounidense no suele tomar estos casos de deuda soberana.
Si todo falla, el panorama emerge aún más complicado y la Argentina podría ofrecer al 92 por ciento de bonistas que aceptaron el canje cobrar en Buenos Aires en lugar de Nueva York, con las complicaciones que semejante operación implicaría.
Como sea, el escenario financiero aparece más complicado que nunca, justo cuando el gobierno atraviesa una tensa coyuntura política, con descontento social (reflejado en las marchas del 13-S y el 8-N) y gremial, como se vio en el paro del 20-N.