Por José Calero
Proyecto Recalde altera nervios empresarios
27 de septiembre de 2010
El proyecto kirchnerista para obligar a las empresas a distribuir las ganancias con los trabajadores y autorizarlos a meterse en la contabilidad de las compañías despertó una ola de rechazos empresarios que sube de tono con el correr de los días
y le abre un foco de conflicto, otro más, a la relación del Gobierno con los sectores productivos.
No es que al sector privado le esté yendo mal, tampoco que haya grandes cuestionamientos a la marcha de la economía, fuertemente impulsada por el viento de cola inagotable de las exportaciones agrícolas y el pujante sector automotriz.
Lo que los empresarios observan con preocupación es que el proyecto Recalde parece vulnerar un principio central de la relación histórica entre patrones y obreros.
El plan sobrevoló la cumbre que la UIA, la Cámara de la Construcción, la Bolsa de Comercio, la Sociedad Rural, la Cámara de Comercio y los banqueros de ADEBA realizaron la semana pasada, y donde expresaron un rotundo rechazo al proyecto.
Los empresarios ven en la iniciativa del diputado kirchnerista y consejero de Hugo Moyano un intento por convertir a los trabajadores en "socios" y supervisores de la marcha de sus empresas, con muchos de los derechos y casi ninguna de las obligaciones de un accionista, lo cual consideran un "despropósito".
La mayor resistencia a la iniciativa, que promete tener un largo derrotero en el Congreso, no está dada sólo por la obligatoriedad de distribuir determinado porcentaje de las ganancias.
Uno de los puntos que eriza la piel a los hombres de empresa es el referido a que los trabajadores adquirirán la potestad de analizar cada punto de la contabilidad de las empresas, es decir, meterse en el núcleo de las finanzas de una compañía.
Recalde sabe de esas resistencias y por eso rechazó las críticas al sostener que "discutir el derecho de la información es ridículo en los nuevos tiempos que vivimos".
Pero el sector privado, algunos de cuyos representantes participaron en la celebración del Día de la Industria que la UIPBA hizo en San Nicolás, sostiene que quienes deben conocer los números del día a día de una empresa son los accionistas que arriesgaron su capital para constituirla.
En paralelo, advierten que para distribuir las ganancias ya está el mecanismo de las paritarias, y también recuerdan que muchas empresas, de todo calibre, vienen otorgando bonos a sus empleados por mejoras en la productividad.
En este escenario, el empresariado aparece abroquelado para tratar de impedir que prospere el proyecto Recalde, aunque es consciente de que deberá librar una batalla muy dura en el Congreso, pero sobre todo en el discurso político y en la explicación a la sociedad.
Con un año electoral a la vista, las cámaras empresarias saben que el proyecto para distribuir ganancias se puede convertir en uno de los caballitos de batalla de la campaña del kirchnerismo, sea Néstor o Cristina el candidato.
Así, temen ser blanco de la iracundia presidencial y que el oficialismo pretenda emparentarlos con la imagen de Rico Mac Pato, el avaro personaje que inmortalizó el genial Walt Disney.