Por José Calero
BCRA: un manoseo institucional de alto riesgo
6 de enero de 2010
Crtistina Kirchner afronta la crisis institucional más severa desde que llegó al poder en el 2007. Le pidió la renuncia al jefe del Central, Martín Redrado, y aún no pudo desplazarlo. El funcionario tiene acuerdo del Congreso y no es fácil sacárselo de encima de un plumazo.
Todo ocurrió en el marco de la profundización oficial de la estrategia de tomar reservas.
Redrado no estuvo dispuesto a rifar el prestigio en estos años, ni a dar a cabida atirar por la borda el capital político por las necesidades de un gobierno que a esta
altura ya parece un barril sin fondo.
En su afán por quedarse con la mayor cantidad de recursos posible, su gobierno decidió dar una voltereta en el aire y levantar la vista para detectar de dónde
sacarlos.
Esa lógica explica la estatización del régimen de AFJP, que tenía atesorados fondos por unos 100.000 millones de pesos y que le garantizan al Estado ingresos extra por unos 13.000 millones anuales, que son plata de los futuros jubilados y la Casa Rosada
no debería olvidarlo.
A este raid estilo `pac-man` se sumó una reforma incorporada al Presupuesto de 2009 que le permite al Gobierno usar hasta el 30 por ciento de los depósitos de los organismos oficiales en el Banco Nación, para amortizar deudas o gastos de capital, lo cual representa 9.000 millones de pesos disponibles.
Por la misma reforma, los adelantos del Banco Central al Tesoro Nacional también pueden aplicarse al pago de cualquier obligación en moneda extranjera, además de cubrir vencimientos con organismos multilaterales.
Ante las necesidades de caja, a fines de noviembre el Gobierno se tapó la nariz y tomó los 2.500 millones de dólares que el Central había recibido por la parte que a la Argentina le tocó en la ampliación del capital del Fondo Monetario, un organismo al que los Kirchner detestan.
Aunque el BCRA debió depositar en el FMI un monto equivalente en pesos, en verdad esa plata le pertenece al Estado.
También se echó mano de 5.250 millones de pesos del llamado Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSeS que, entre otras cosas, sostiene el financiamiento del sistema previsional y el pago de las prestaciones.
Según la ANSeS, hay 84.592 millones de pesos de ese fondo -el 62 por ciento del total- colocados en créditos a la Nación.
La voracidad por obtener `platita` no se detiene ante nada, ya que la propia obra social de los jubilados, el PAMI, la mayor del país, debió ceder sobre fines de 2009 700 millones de pesos al Estado argentino a cambio de un papel, una Letra en este caso, en la última semana del año.
Pero la jugada que más tensión genera, y que parece darle la razón a quienes sostienen que antes de debilitarse financieramente los Kirchner están dispuestos a echar mano de las reservas y de todo lo que haga falta, es el decreto para usar
fondos atesorados en el Central, una jugada que no se detendría en los 6.570 millones de dólares ya informados.
De esos recursos, 2.187 millones serán para organismos multilaterales y 4.382 millones para acreedores privados, en un intento por mejorar el cuadro de cara a la reapertura del canje de deuda que se concretaría a fines de enero.