Por José Calero
El 'amigo' venezolano y las dudas sobre el 'modelo'
31 de mayo de 2009
La alianza entre el matrimonio Kirchner y Hugo Chávez fue puesta a prueba como nunca esta semana, aún más que en el 2007, cuando una valija misteriosa fue hallada a bordo de un avión contratado por el gobierno argentino que venía de Caracas, y cuyo origen y
destino nunca fueron esclarecidos.
En medio de la caída del precio del petróleo y los problemas para abastecer de alimentos a su país, Chávez tomó la decisión de avanzar con firmeza hacia un "socialismo bolivariano", que incluye la estatización de compañías consideradas "estratégicas" y un avance feroz para silenciar a la oposición.
Uno de los primeros pasos de esa decisión involucró estatizar las acciones que la argentina Techint tenía en la siderúrgica Sidor, por la cual el gobierno venezolano pagó 1.970 millones de dólares.
Pero, el conflicto estalló después, cuando el gobierno venezolano avanzó sobre otras tres compañías siderúrgicas en las que también tenía participación Techint.
Nunca se terminará de saber si Chávez le avisó o no a los Kirchner que se venía esa segunda oleada de estatizaciones, pero la jugada puso en pie de guerra a las cámaras empresarias de la Argentina, que salieron a protestar en masa como desde hace años no lo hacían.
Ante esa embestida, la presidenta Cristina Kirchner recordó que la compensación recibida por Techint se había obtenido gracias a ella y le reprochó al holding de los Rocca no haber depositado en el país los 400 millones de dólares que ya recibió
de Venezuela, lo cual convulsionó aún más las aguas empresarias.
El sector privado quedó disconforme con lo que considera una tibia respuesta de la Casa Rosada a la decisión de Venezuela de estatizar compañías de origen argentino.
¿Por qué tanta preocupación? ¿Sólo porque se tocaron los intereses de un grupo empresario importante? ¿A qué se debió semejante reclamo corporativo ahora, y no cuando ocurrió lo de Sidor?
La respuesta hay que empezar a buscarla en un cambio notorio percibido por el sector empresario en cómo el matrimonio presidencial concibe la etapa post electoral.
La decisión del kirchnerismo de colocar directores en las empresas donde las estatizadas AFJP tenían participación, a pesar de que unos meses antes se había garantizado que eso no ocurriría, encendió las alarmas de los hombres de negocios.
Hay coincidencia entre las principales cámaras empresarias de que la etapa que se viene, en medio de la debacle financiera mundial, será de mayor presencia estatal en la toma de decisiones.
Si eso ocurre, razonan, puede convertirse más en un obstáculo para los negocios que en un motor de impulso para las empresas.
Ya, de hecho, la Argentina aparece relegada en el horizonte inversor y sigue en la lista negra que incluye a los países donde se considera que faltan reglas de juego claras para la inversión.
¿Quién va a invertir en un país donde no hay horizonte a largo plazo, dónde es difícil saber si las reglas de juego se mantendrán más de seis meses?, se sinceró con amargura un directivo vinculado con una empresa de servicios que la está pasando mal por estas horas.
Pero más allá de las especulaciones, el gobierno kirchnerista tiene la decisión tomada de mantener su alianza con Chávez y, más allá de lo que reclame la UIA, apoyar el ingreso de Venezuela como miembro pleno del Mercosur.
En el sector empresario existen temores sobre cómo puede reaccionar el matrimonio presidencial tras las elecciones del 28 de junio, aún si se confirma que Néstor Kirchner ganará en el conurbano bonaerense, a esta altura una de las zonas clave de
la Argentina cuyos votos parecen seguir fieles al oficialismo.
El 'modelo'
Entre quienes toman decisiones empresarias también comenzó a haber dudas sobre cuál es el alcance del ''modelo impulsado desde la Casa Rosada.
El tema no es menor, ya que desde el oficialismo la campaña electoral está planteada sobre la base de la elecciones entre dos modelos supuestamente opuestos.
La pregunta que se hace el sector privado es hacia dónde irá el 'modelo' después del 28 de junio.
Como muestra basta un botón: eriza la piel de los empresarios la presencia omnipotente de Guillermo Moreno como manager de la papelera Massuh.
¿Habrá que esperar mayor participación estatal en la economía?
Quienes apuestan a esa opción ponen como ejemplo la cada vez más activa participación que tiene la ANSeS en las decisiones.
Es fuerte la versión de que tras el 28 de junio Amado Boudou, el jefe de la ANSeS, podría aspirar a un Ministerio y convertirse en hombre fuerte de la administración de Cristina Kirchner, quien quedó impactada con el discurso dado por el funcionario cuando se anunció la estatización de las AFJP.
La duda es qué rol ocuparía Boudou, y si podría recalar en el Ministerio de Economía, donde Carlos Fernández sigue aferrado a su perfil bajo.