Por José Calero
El riesgo de perder una nueva oportunidad
7 de mayo de 2008
El mundo demanda cada vez más alimentos y la Argentina emerge como nunca en su rol tradicional de "granero del mundo", pero a pesar de este panorama el país parece ir camino de desaprovechar una nueva oportunidad histórica por razones inexplicables.
En medio de idas y vueltas que reflejan diferencias de criterio en el seno del poder en la Casa Rosada, el campo vuelve a anunciar una medida de fuerza, que por ahora afectará la comercialización de granos.
La razón de fondo tiene números: son alrededor de 2.000 millones de dólares adicionales que se esperaban recaudar por el alza en los mercados internacionales de la cotización del commoditie estrella del momento, la soja, que se convirtió en el
alimento preferido por economías en despegue, como China.
El Gobierno Nacional, ávido de divisas, vio los números y decidió entonces subir las retenciones a la soja, bajo el paraguas ambiguo del concepto de las retenciones móviles.
El problema fue que el campo también se sentó a hacer números y se dio cuenta de que, en un abrir y cerrar de ojos, se producía una nueva y fenomenal trasferencia de riqueza, desde el campo hacia el "barril sin fondo" de las Rentas generales.
Desde la Casa Rosada ya se avisó que se busca desalentar la siembra de soja, porque temen que cada vez más hombres de campo dejen de producir lácteos y carne para volcarse al commoditie estrella.
Lo que nadie en el Ejecutivo responde es por qué razón no se incentivó también el desarrollo de los tambos y la producción cárnica en estos cinco años de "modelo productivo", a pesar de las duras advertencias que llueven desde el sector
agropecuario hace varios años.
Sólo se le ofrece a los productores un régimen de devolución de retenciones que supuestamente beneficiará a pequeños chacareros, pero los propios beneficiados alertan que hasta ahora el resto del esquema de subsdidios nunca dio resultado en el caso del campo.
Está clara la estrategia oficial: tener la sartén por el mango y decidir quién se beneficia con la devolución de fondos, como ocurre, por ejemplo, con los subsidios al transporte y, con mayor tinte político, con las transferencias por coparticipación que
obligan a allanarse políticamente para que no se corte el chorro de pesos que pueda llover desde las arcas oficiales.
El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, dijo que el precio de la soja bajará próximamente porque Estados Unidos tendrá una muy buena cosecha de soja producto de una decisión estratégica que busca aprovechar el excelente escenario internacional.
Si eso es así, no se entiende por qué el gobierno argentino no imitó ese ejemplo y en lugar de aplicar una medida que desalienta la siembra no aplica una estrategia para que, como sugirió con lógica el ex presidente Eduardo Duhalde, la Argentina "siembre el doble de soja".
Qué pasaría si el gobierno aprovechara su formidable caja para incentivar que se siembre más soja, siempre y cuando como condición también se aumentara la producción de carne y lácteos, para garantizar que los precios internos no sólo se mantengan,
sino que incluso bajen.
Tal vez sea una idea demasiado audaz en medio de una puja entre el Gobierno y el campo que dejó poco margen para debatir ideas y mostró un conflicto donde, otra vez, prejuicios ideológicos amagan con quitarle a la Argentina una nueva oportunidad histórica.