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Por José Calero
Cristina presidenta, Néstor conducción
27 de enero de 2008
El matrimonio Kirchner parece haber terminado de definir su estrategia política para los cuatro años que vienen.

Refleja la intención de conformar un poder complementario, donde la presidenta Cristina asuma su rol de llevar adelante los grandes temas de Estado, mientras el ex presidente Néstor se ocupa de tejer la acumulación de poder necesaria para sacar las piedras que podrían aparecer en el camino.

Nadie lo confirmará, pero pareció quedar clara esta estrategia en el giro de actitud del líder cegetista Hugo Moyano, quien en un mes pasó de advertir a Cristina sobre la posibilidad de cambiarse de vereda, a sentarse con una amplia sonrisa a la amplia mesa con la que la presidenta recibió a la cúpula sindical, con beso incluido para algunos.

¿Qué pasó en el medio? Algunos dicen que Néstor terminó de convencer al duro camionero sobre la conveniencia de no confrontar en esta etapa.

Moyano aceptó, aunque se llevó de la Presidenta la confirmación de medidas que la CGT venía reclamando hace tiempo, como el aumento de los aportes a las obras sociales, que engrosará las cajas sindicales, en lo que fue una suerte de "Plan Canje".

Sentarse a la mesa de la mujer más poderosa del país también le sirvió a Moyano de cara a la interminable interna sindical, y así pudo sepultar, por ahora, los intentos de Luis Barrionuevo de desplazarlo del sillón principal de Azopardo 802.

"Los negocios son negocios cuando las dos partes tienen beneficios". La frase no la dijo un encumbrado empresario, sino que la soltó la presidenta Cristina en pleno Salón Blanco de la Rosada, cuando el viernes recibió a un efusivo Evo Morales.

El mandatario boliviano -que le regaló a Cristina joyas de su país- vino a explicarle a la primera presidenta que hará todo el esfuerzo posible por enviar el gas necesario en el invierno, pero que harán falta más inversiones para transportarlo.

Con buenos reflejos, la jefa del Estado le recordó diplomáticamente que la Argentina es el país latinoamericano que mejor paga por el gas de Bolivia, incluso más que Brasil.

Una forma clara de transmitirle la necesidad de que la Argentina no se quede sin gas cuando más lo necesite.

En paralelo anunciaron juntos el Gasoducto del Nordeste, que construirán SIAT (del grupo Techint) y la mexicana Tubacero, y que entrará en funcionamiento recién en el 2010 con una inversión de 1.880 millones de dólares.

Todo indica que Bolivia no podrá satisfacer este año la totalidad de la demanda de una Argentina que seguirá creciendo fuerte, y por ello el Gobierno prepara nuevos planes de contingencia para cuando arrecie el frío.

La frase "negocios son negocios" tirada sobre la mesa por Cristina permite entender también mejor la lógica que el matrimonio presidencial viene aplicando desde que llegó al poder un 25 de mayo del 2003.

A empresarios que antes eran mala palabra en el ideario kirchnerista, templado al calor de los duros '70, se les abrieron las puertas de la Rosada para convertirse en sostén de muchos proyectos de obra pública que el país encaró.

Banqueros a los que antes los Kirchner tildaban de menemistas, se reconvirtieron rápido en "la banca nacional que acompaña el crecimiento".

Así, de la mano de una lógica pragmática que le ha dado muy buenos resultados, la pareja presidencial se prepara para los tiempos que vienen, teñidos por turbulencias financieras, que si bien amainaron aún están lejos de concluir, y por la escasez de financiamiento de largo plazo, que obligará a "arreglarnos con lo nuestro" por un tiempo prolongado.

Es en este contexto que mientras Cristina se dedica a llevar adelante la agenda del día a día y de la transformación institucional pendiente desde la Casa Rosada, Néstor, desde su oficina de Puerto Madero que mira a la Casa de Gobierno, parece dispuesto a meter los "pies en el barro" las veces que haga falta para lograr el éxito de la gestión de su esposa.

Puede decirse que es un estilo de gobernar bicéfalo, pero con incumbencias bien definidas, y donde la premisa es evitar ante la opinión pública que el ex presidente empañe la labor de su mujer.

"Yo lo quiero traer a los actos donde inauguramos obras, pero él me dice: 'Este es tu tiempo'". La frase la dijo Cristina esta semana en uno de los actos dedicados a anunciar obras públicas, y blanquea de alguna manera lo que está ocurriendo en el nuevo entramado de poder que comenzó a gestarse en la Argentina, y que no es más que la reconversión del que viene gobernando desde mayo del 2003.

La novedad más nítida está vinculada con la decisión de Néstor de quedarse con la conducción formal del justicialismo, el partido más poderoso de los últimos 60 años de historia argentina, y el que, de una forma u otra, marcó los tiempos políticos de un país que perdió varias veces la oportunidad de llegar al estadío de desarrollo que sus condiciones deberían permitirle.

La decisión de Néstor de asumir al frente del PJ, un espacio que rehusó ocupar durante su gobierno, refleja también la necesidad del kirchnerismo de revitalizar un partido que le sirva de sostén, no sólo político, sino también ideológico, para llegar a todos los rincones del país con el nuevo modelo.

Se podría decir que hace cinco años que no existen, a nivel nacional, los partidos políticos en la Argentina, desde que en enero del 2003 el Congreso Nacional del Partido Justicialista autorizó la presentación de tres listas de candidatos en las presidenciales.

Ahora, el kirchnerismo, no sin la oposición de sectores menemistas y vinculados con los pocos caudillos que le quedan al partido fundado por Juan Perón, se encamina a obtener, se espera para el próximo invierno, el liderazgo formal del PJ.

La pregunta es: ¿le servirá a los Kirchner hacerse cargo de esa estructura, o terminarán complicándose en internas permanentes a las hasta ahora pudieron ignorar por completo?

EL "VALIJATE"

El explosivo caso de autos diplomáticos denunciado por el gobierno, que salpica a varios ricos y famosos, no opacó el avance de una causa mucho más pesada y viscosa, la de la valija de Guido Antonini Wilson.

La marcha de la investigación dio un vuelco luego de que el venezolano Moisés Maiónica se declaró culpable ante la Justicia norteamericana de haber conspirado en nombre del gobierno venezolano para encubrir el origen y destino del dinero que se intentó ingresar a la Argentina.

Para el mediático fiscal Tom Mulvihill, la valija que llevaba Antonini no era de él, sino que la trasladaba "a pedido de otros de los pasajeros".

Por eso, según Mulvihill, "Antonini no sabía que había 800.000 dólares en la valija", e incluso Franklyn Durán -uno de los cuatro detenidos acusados de presionar a Antonini por supuesto encargo del gobierno de Hugo Chávez- le dijo que "el individuo que había llevado el dinero confiscado a bordo del avión era un alto oficial de PDVSA".

Estados Unidos parece decidido a ir a fondo con el caso porque le es funcional a su inquina interminable contra Chávez, y por ello tal vez quede sin respuesta la principal pregunta que interesa a los argentinos: ¿Por qué razón en un avión casi oficial de la Argentina, donde viajaban funcionarios del país, se aceptó trasladar a un pasajero supuestamente desconocido y su gigantesco equipaje? ¿Para quién era la plata?

Hasta el momento, se especuló con que la valija podía haber sido de Daniel Uzcátegui Specht, hijo del vicepresidente de PDVSA y titular de PDVSA argentina.

Pero también había funcionarios argentinos, que rentaron el jet privado: Claudio Uberti (ex mano derecha del ministro de Planificación, Julio De Vido, y a cargo de la relación comercial con Venezuela); su secretaria, Victoria Bereziuk, y el presidente de Enarsa, Exequiel Espinosa.

El caso se desbarató gracias a María Luján Telpuk, la funcionaria aduanera que ordenó revisar y confiscar los 800 mil dólares, a pesar de que en algún momento alguien le habría sugerido callarse a cambio de una coima.

En una curiosa voltereta, Telpuk, que debería haber sido distinguida por el gobierno argentino, se fue de la Aduana sin pena ni gloria y aprovechó su fama para salir en las tapas de revistas con poca ropa y una valija en sus brazos.

En febrero será la chica de tapa de Playboy y ahí se la podrá apreciar con más detalle. Será una parábola casi perfecta de cómo se terminan banalizando los temas de Estado en la Argentina.