Por José Calero
España, interlocutor privilegiado con el "Primer Mundo"
23 de junio de 2006
España, a partir de la buena sintonía de Néstor Kirchner con José Luis Rodríguez Zapatero, se convirtió en el nuevo interlocutor privilegiado para la Argentina ante los países poderosos, al menos en materia económica.
"Si Estados Unidos no cumplió su rol como país capaz de contribuir al despegue de las naciones de América, quedó claro que España puede ocupar ese lugar", dijo a NA un integrante de la delegación que acompañó al presidente Nésto Kirchner en su visita a ese pais europeo.
El propio Kirchner pareció evidenciar esa posición cuando le anunció a Rodríguez Zapatero que la Argentina colocaría a España como acreedor privilegiado y le pagaría los 836 millones de dólares prestados en su momento para el fallido "blindaje".
"Primero pagamos la deuda con España, y después negociamos con el Club de París por los 6.000 millones de dólares, pero de los bonistas ni hablar", fue la posición que Kirchner hizo trascender ante sus interlocutores españoles.
Ocurrió cuando la comitiva oficial se percató de una "operación" de allegados a grupos de bonistas que pretendieron instalar la supuesta decisión de pagar la deuda con España como un primer paso de la Argentina para reflotar la situación en que quedaron los bonistas que aún tienen títulos en default no atendidos por el canje de deuda.
Hubo satisfacción en la delegación argentina por el trato recibido en España.
"Cambió todo de negro a blanco", le dijo a NA un funcionario que había estado en el encuentro mantenido en diciembre último por la ministra Felisa Miceli y el jefe de Gabinete Alberto Fernández con empresarios españoles, donde habían primado las caras largas.
Ahora, no sólo los empresarios españoles se mostraron más entusiastas con la Argentina, sino que el propio gobierno español tuvo gestos de cordialidad interminables hacia la delegación argentina.
Sin ir más lejos, el diálogo de Miceli con Pedro Solbes, vicepresidente segundo de España encargado de temas económicos, tuvo numerosos puntos de coincidencia.
De movida nomás, Solbes recibió a Miceli con un gesto que no se había tenido en la última visita, al poner a disposición de la ministra un automóvil oficial del gobierno español y personal para que pueda movilizarse por Madrid.
Ahora existe admiración en España por la forma en que el gobierno argentino logró salir de la crisis y alcanzó un ritmo sostenido de crecimiento.
A la hora de pararse ante los empresarios, la delegación argentina también notó que las preocupaciones de fines del año pasado por la inseguridad jurídica, trocaron en múltiples consultas por las posibilidades de inversión que presenta el país, en especial en obra pública.
El ministro de Planificación, Julio De Vido, fue uno de los más requeridos por la comunidad empresaria española: querían saber plazos de obras y lo que se viene en necesidades de infraestructura en la Argentina.
Todo parece indicar que se está esperando un gesto definitorio de Kirchner de que se empezarán a actualizar las tarifas para que lleguen más anuncios de inversión.
"En el tema tarifas vamos a ir paso a paso, tengan paciencia", fue la respuesta que, por ahora, recibieron del jefe de Estado argentino.
Pero tanta sintonía favorable fue correspondida por Kirchner y su delegación: abrieron los brazos a las inversiones y, en lo bajo, se preocuparon en aclarar que, si bien existe excelente relación con Bolivia y Venezuela, el ideario de Kirchner no es el mismo que el de Hugo Chávez o Evo Morales.
En uno de esos diálogos, desde la delegación argentina igual recordaron que países como Estados Unidos cuestionan la relación de la administración kirchnerista con Chávez, pero mientras tanto le compran 25.000 millones de dólares anuales en hidrocarburos a Venezuela.
"Y a nosotros nos hacen tanto lío porque les vendemos un bono por unos cientos de millones", se lamentó un integrante de la delegación.
La decisión de dar una señal definida de que se está dispuesto a negociar la deuda con el Club de París obedeció a una estrategia discutida previamente en la delegación agentina.
Es que la refinanciación de la deuda con los Estados desarrollados sería decisiva para recibir inversiones de gran importancia.
Miceli está pensando en las inversiones a mediano plazo que podrían llegar para apuntalar el crecimiento.
Es que, si bien aún no preocupa, la desaceleración mostrada por la economía en abril reflejó que sectores como el fabril encontraron hace rato un límite al uso de su capacidad instalada, y por eso se necesitan inversiones genuinas.
La crucial negociación con el Club de París será llevada adelante inicialmente por el secretario de Finanzas Alfredo Mc Laughlin, quien prevé viajar a Europa a mediados de julio, una vez que el Mundial de Alemania esté definido.
A los popes europeos, la Argentina propondrá una refinanciación de deuda que por lo menos partirá de un piso de 10 años.
Pero la clave estará en el plazo de gracia de al menos 5 años que el país solicitaría a los grandes países europeos.
Una misión difícil, por no decir "imposible".