La pequeña legión de cinéfilos locales, que durante todo el año debe conformarse con el puñado de estrenos generalmente comerciales que llegan a las pantallas
argentinas, tienen ahora su gran fiesta, en el 9no Festival Internacional de Cine de Buenos Aires.
Durante doce días, hasta el 15 de abril, los porteños deberán acostumbrarse a ver pequeñas multitudes de estudiantes de cine, fanáticos y curiosos, que se agolparán frente a las boleterías de las siete sedes del Festival en busca de una entrada
para ver un documental europeo o un largometraje de Chad.
Es que, si se repite la sana costumbre que se viene manteniendo en las ediciones anteriores, el Bafici (como se identifica a este festival) despertará una súbita fiebre por conocer el cine menos explorado por las distribuidoras comerciales que deciden qué se ve y que se deja de ver en las salas locales.
El inconveniente que puede presentar la parafernalia cinéfila que acerca el festival es su inabarcable oferta: más de 400 películas distribuidas en apenas una docena de días, que necesariamente dejarán a los más fanáticos insatisfechos, pero
paradójicamente, por sobreabundancia.
El pasado jueves comenzó la venta de entradas anticipadas en los cines del Abasto Shopping, el Teatro General San Martín, el MALBA, los Atlas Sante Fe y General Paz, la Alianza Francesa y el Centro Cultural Rojas, que funcionarán como sedes del encuentro.
Los precios de las entradas son de 6 pesos para el público general y de 4 pesos para los jubilados y estudiantes que acrediten su condición, y la grilla de programación puede obtenerse gratuitamente en el sitio web del festival (bafici.gov.ar).