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Por Sebastián Martínez
"Una pareja despareja": realidad vs. ficción
15 de septiembre de 2010
Puede sonar inverosímil, pero hay una película protagonizada por Jim Carrey y Ewan McGregor que no encuentra distribuidores en los Estados Unidos para ser estrenada comercialmente. En el resto del mundo (Europa, Asia, Latinoamérica) el filme ya fue presentado y con resultados más que aceptables en la taquilla (al menos ya se recuperó la inversión). Sin embargo, esta película que lleva a dos de las máximas figuras de Hollywood en el cartel no encuentra cabida en las salas de su país de origen.

No es sencillo encontrarle una explicación al fenómeno. Y, menos aún, después de haberla visto. Pero aparentemente, la temática de “Una pareja despareja” (lamentable título local elegido para reemplazar el original “I Love You Philip Morris”) o quizás el tono en que trata sus temas parecen espantar a los responsables de decidir qué se estrena y que no en el gran país del norte.

Entonces, la principal incógnita es: ¿de qué trata “Una pareja despareja”? Para empezar, conviene decir que se trata de un filme basado en una historia real. Y es la historia de Steven Russell, un hombre (ex policía, mentiroso compulsivo, genio del escape y romántico incurable) que fue sentenciado a 114 años de cárcel y que, por supuesto, aún hoy está tras las rejas.

La historia de Steven Russell (que en el filme es interpretado por Jim Carrey) puede resumirse así. Siendo niño se enteró de que era adoptado. Siendo joven se casó y tuvo una hija. Luego se metió en la policía sólo para escarbar en los archivos y conocer la identidad de su madre biológica. Siendo ya adulto asumió su homosexualidad, comenzó una increible carrera como estafador, cayó en prisión y, allí, se enamoró perdidamente de otro hombre, llamado Philip Morris (que en la película tiene el rostro de Ewan McGregor).

Pero, en realidad, ese es sólo un esquema de la historia de Steven, cuyo ingenio y habilidad para el engaño sólo parecen tener lugar en la ficción, pero que en el mundo real lo llevaron a estafar a una aseguradora de salud por una fortuna y a escapar varias veces de la cárcel. Pero no tiene sentido extenderse mucho más en la historia de este hombre, porque sería adelantar todo el contenido de la película.

En este caso (y aunque se trate de una buena película) la realidad es mucho más atractiva que la ficción. No sólo porque la increible historia de Steven Russell es cierta (y fue documentada en un libro por un periodista de Houston), sino porque es una historia que los distribuidores americanos se niegan a proyectar.

¿Por qué? Es casi incomprensible. Hollywood ha puesto infinidad de veces personajes gays en la pantalla. Y, sin ir más lejos, “Secreto en la montaña” y “Philadelphia” arrasaron en las entregas de los Oscar correspondientes. Pero, a diferencia de otros filmes, “Una pareja despareja” no hace de la homosexualidad (y de su ocultamiento) un tema que provoque mayores culpas ni dramas.

Aquí la homosexualidad es tomada, en cambio, como algo natural que puede entrar en una comedia sin ser ridiculizado. Y que, por cierto, puede ser mostrado. Porque (obviamente sin caer en el sexo explícito) las parejas homosexuales de esta película se besan en cámara y tienen relaciones gozosamente. Quizás los exhibidores americanos crean que el público no quiere ver a Carrey y a Ewan besándose. Pero eso sólo prueba la mentalidad retrógrada que aún prima en ciertas sociedades.

De hecho, sería difícil decir que “Una pareja despareja” sea un filme de temática homosexual. Las preferencias sexuales de los protagonistas quedan en un segundo plano rápidamente y su historia de amor pasa a ser como cualquier otra. Aunque hay que decir que es difícil encasillar esta película en género alguno. Parece una comedia, pero tiene algún momento dramático. Tiene estafas, tiene vida carcelaria, toca el tema del Sida pero nuevamente si dramatismos. A fin de cuentas, es un filme bastante inclasificable. Y disfrutable. Por suerte, en Argentina sí se estrena.