Por Sebastián Martínez
"Camino a la redención": 4 historias y un funeral
4 de noviembre de 2009
Seguramente, el nombre de Guillermo Arriaga no le dirá demasiado a aquellos que no son estudiosos del cine contemporáneo. Pero si aclaramos que se trata del guionista detrás de las películas de Alejandro González Iñárritu, la cuestión comenzará a esclarecerse. Y si mencionamos las tres películas más conocidas de Gonzáles Iñárritu ("Amores perros", "21 gramos" y "Babel"), posiblemente ya podamos hacernos una idea de quién es Arriaga. El asunto es que ahora Arriaga ha decidido dar el salto del guión a la dirección y debuta con "Camino a la redención", cuya historia -por supuesto- también lleva su firma estampada.
(Antes de seguir, un paréntesis sobre el título. El nombre original, en inglés, de esta película es "The Burning Plain", que podría ser traducido como "La llanura ardiente", aunque lo más preciso sería decir "El llano en llamas". De hecho, la edición en inglés de ese famosísimo libro de Juan Rulfo es, precisamente, "The Burning Plain". En definitiva, las opciones de los distribuidores eran muchas, aunque casi ninguna conducía a "Camino a la redención". Pero a alguien, quién sabe con qué bases, se le ocurrió que poner la palabra "redención" en el título beneficiaría comercialmente a la película).
Quienes hayan visto alguna de las películas que tienen guión de Arriaga, ya saben cómo son sus ficciones. La vida según Arriaga es mayormente atormentada, dominada siempre por alguna muerte próxima, atravesada por las enfermedades, esperanzada en el poder redentor del amor y sin el más mínimo sentido del humor. En las películas escritas por Arriaga la densidad de lo trágico está siempre presente. A lo sumo, allá en el fondo, se ve una tenue luz que puede significar, con mucha voluntad, una existencia algo más feliz.
Pero también hay que decir que, como guionista, Arriaga es un constructor paciente y disciplinado, que sabe ir enhebrando historias con prolijidad hasta que, casi sin darnos cuenta, tenemos de repente el cuadro completo de una obra delante de nuestros ojos. "Camino a la redención" cumple a la perfección con el universo personal y estilístico de Arriaga. Por donde se la mire, es una película que lleva la identidad de este mexicano que se ha ganado el respeto de Hollywood.
La primera de las cuatro historias que se abordan en la película está protagonizada por Kim Bassinger, quien interpreta a una ama de casa, madre de cuatro chicos y esposa de un camionero que transita una existencia algo opaca en el estado de Nuevo México. Hasta que conoce a un mexicano (interpretado por el portugués Joaquim de Almeida) y comienza a vivir junto a él un tórrido e incómodo amorío, que pone en riesgo toda su estructura familiar.
El segundo hilo de la historia tiene como centro a una niña de algo así como 11 o 12 años, que trabaja junto a su padre soltero en la fumigación de campos en el norte de México. Un accidente aéreo, una internación, la intervención de un amigo de su padre y un viaje cambiarán su mundo.
En un tercer plano tenemos la historia de dos adolescentes que se conocen, se enamoran y ven cómo hacen para sacar adelante su relación. No es sencillo: sus padres eran amantes clandestinos y murieron juntos y abrazados dentro de una casa rodante incendiada. Tras los funerales, se acercan para hablar de sus padres infieles y terminan, a espaldas de sus familias, llevando adelante un romance complicado.
Por último, Charlize Theron protagoniza la cuarta pata de "Camino a la redención". Su personaje, quizás el más interesante de todos, vive en Oregon, trabaja de gerente en un restaurante y se acuesta con tantos hombres como puede. Pero, sin embargo, no la pasa nada bien. De hecho, es el personaje más triste de toda la película. En fin, que su pálido derrotero por hombres casuales se verá interrumpido por una visita inesperada.
El mayor acierto de "Camino a la redención" (y no es de extrañar, puesto que Arriaga es un consumado guionista) es el modo en que estas cuatro historias aparentemente inconexas irán de a poco uniendo sus tramas, hasta que comprendamos que todo lo que hemos visto fragmentariamente no es más que un único y desolador relato.
No es poco mérito si ponemos a esta película junto a la sarta de obviedades lineales que suelen llegarnos desde Hollywood. Se podrá decir que "Camino a la redención" es sensiblera, que es depresiva, que maltrata a sus personajes. Pero nadie podrá decir que detrás de ella no hay un artesano especializado en el oficio de hilar historias. Vale la pena reiterarlo: no es poco mérito.