Por Sebastián Martínez
"Up": animación de gran altura, otra vez
1 de enero de 2000
El nuevo trabajo de Pixar propone deleitarse con el demencial viaje de un anciano cascarrabias y un niño explorador hacia Sudamérica, a bordo de una casa remontada por globos
09/06/09
Cuando las luces del cine se apagan y comienza la proyección de "Up", el espectador vuelve a tener la sensación de que los cerebros de Pixar lo han logrado de nuevo y que estamos a punto de ver una obra maestra. Y es que los primeros diez minutos de "Up" son desoladores, amén de geniales. Con exquisito poder de síntesis y casi sin palabras, la pantalla nos cuenta una historia que ya de por sí podría ser toda una película.
Un niño fanatizado con la figura de un legendario explorador conoce a una niña que siente la misma veneración por el aventurero. Apenas un ratito más tarde sabremos que ese chico y esa chica crecieron, se casaron, quisieron tener hijos, no pudieron, envejecieron, ella murió y él se transformó en un viudo solitario y cascarrabias que sólo tiene una misión en la vida: cumplir el sueño de su difunta esposa y viajar a Sudamérica, donde el mítico explorador que despertaba su admiración de su infancia se perdió para siempre.
Y eso es sólo el asombroso comienzo de "Up", cuya visualización y deleite amortizan el precio de cualquier entrada. Aunque claro que, cuando la hora y media de metraje que tiene esta nueva película animada empieza a avanzar, comprenderemos que se trata "sólo" de otra excelente película de Pixar, pero que no es una obra maestra. Es decir: que es tan buena como "Ratatouille" o "Los Increíbles", pero no tiene un nivel de excelencia que la pueda poner a la par de la saga de "Toy Story" o de la insuperable "Wall-E".
En definitiva, ¿de qué trata "Up"? De la historia del viejo Fredricksen, quien ha enviudado y se ha vuelto algo irascible, hasta que un día se le ocurre atar miles de globos a su chimenea para elevar su propia casa por los cielos y viajar hasta Sudamérica, donde planea establecerse para cumplir la ilusión que compartía con su finada esposa.
Claro que en el medio pasarán cosas que le pondrán condimentos a la trama. Para empezar, en ese viaje demencial a bordo de una casa de dos pisos termina colándose involuntariamente un niño explorador algo obeso, un poco ingenuo y demasiado optimista, que funcionará como pareja despareja de nuestro malhumorado protagonista.
Una vez en territorio sudamericano, la galería de personajes será engrosada por una jauría de perros feroces, un can particularísimo llamado Dug que aporta la mayor comicidad del filme, un ave gigantesca y querendona bautizada Kevin, y el villano de turno que hace su aparición para que nuestro anciano señor Fredricksen tenga con quién pelearse.
Como ya es habitual en las películas de Pixar, acá la cuestión no es simplemente el encadenamiento de un gag tras otro para hacer reír al espectador, sea éste infante o adulto. En "Up" (como en anteriores obras salidas de esta factoría, pero especialmente como en "Wall-E") habrá tiempos para reírse y momentos para emocionarse y, si uno es de lágrima fácil, recurrir a los pañuelos.
Quienes se acerquen a la versión subtitulada, se encontrarán con las voces de Edward Asner y Chistopher Plummer, pero sobre todo con innumerables referencias a películas de todos los tiempos, que se van acumulando fotograma sobre fotograma, sin distraer a quien quiera seguir la trama sin detenerse en citas cinéfilas. No puede dudarse de que uno de los grandes méritos de los hombres de Pixar es haber visto un montón de cine y hacer buen uso de esa enorme experiencia como espectadores.
Aunque no sea el punto más alto de la trayectoria de Pixar, lo que "Up" tiene para ofrecer le alcanza y le sobra para subirse al podio de las mejores películas animadas de los últimos años. La apuesta por un cine de animación más complejo pero igualmente entretenido que Pixar lanzó hace unos años sigue dando frutos de excepción. Por el momento, sigue siendo difícil encontrar una película que lleve su sello y que pueda ser considerada floja. Por los amantes del cine, esperemos que siga siendo así.