Por Sebastián Martínez
"La Tierra": cómo arruinar un planeta hermoso
14 de abril de 2009
El documental "La Tierra" es un proyecto que sólo puede entenderse dentro de la megalomanía de Hollywood. Su rodaje se extendió durante cinco años, se emplearon 60 camarógrafos y se visitaron más de 200 locaciones en 26 países. ¿Por qué tanto alboroto? Bueno, porque los cerebros de Disney estaban resueltos a lanzar una nueva franquicia para agregar al ya redituable negocio de hacer películas. Se trata de Disneynature, la nueva oficina de la empresa fundada por el viejo Walt, pero orientada al documentalismo.
Así que "La Tierra" vendría a ser la carta de presentación de este emprendimiento y no se podían andar con chiquitas. De hecho, buscaron respaldo en gente con probada experiencia en el terreno: la BBC británica y el Discovery Channel. Eso explica los 47 millones de dólares invertidos en su producción.
¿Y cuál es el resultado de semejante gasto? Un documental de 95 minutos sobre la vida en este planeta, con sus puntos altos y sus debilidades, con su grandilocuencia (a veces positiva, otras tantas, negativa) y su ambición por abarcarlo todo.
El relato del documental se propone narrar lo que ocurre en la Tierra durante un año. Por supuesto, es un objetivo desmedido, incluso para una compañía como Disney. Por eso, los creadores de "La Tierra" comenzaron por limitar su proyecto al reino animal. Y, luego, dentro del reino animal, resolvieron enfocarse principalmente, aunque lamentablemente no en exclusiva, en lo que viven durante ese período tres familias: una de osos polares, una de elefantes y una de ballenas.
Aquí comienza a verse el primer punto cuestionable del asunto. Si los documentalistas contratados por Disney se hubiesen conformado con contar un año en la vida de esas tres familias, la cosa habría resultado bien. Pero en medio de estas tres historias, los realizadores pretenden contarnos (pero con una superficialidad vertiginosa), las experiencias que atraviesan otras dos docenas de otras especies que pueblan la superficie del orbe.
Se sabe que el que mucho abarca... Y ésa es la primera flaqueza de "La Tierra". Ni es lo suficientemente exhaustiva para conquistarnos con sólo tres historias, ni es lo suficientemente valiente para animarse a mostrar sin hablar de la naturaleza como si se tratase de un cuento de hadas.
En definitiva, ni chicha ni limonada, los relatos centrales se pierden y la diversidad abruma y termina aburriendo. Quienes estén habituados a mirar documentales televisivos sobre animales saben que es relativamente sencillo apasionar al espectador durante una hora y media en la que no se muestra más que, supongamos, una manada de lobos haciendo de las suyas.
El segundo problema de "La Tierra" es, justamente, el tono que se le dio al relato en off que guía la película. Un poco infantilizado, siempre tendiendo lazos forzados entre las especies animales y los hábitos humanos, algo cursi de a ratos, demasiado solemne casi siempre.
Pero no todo está mal en este documental. De hecho, sus imágenes son impactantes desde el comienzo hasta el final. Hay tomas que quedarán grabadas en la retina del espectador por años: un tiburón que caza una foca, un guepardo que persigue a un antílope, un ave del paraíso que corteja a la hembra, una manada de leones que acosa a un elefante.
Muchas cosas podrán decirse sobre "La Tierra", pero nunca que los 60 camarógrafos que participaron del asunto no saben hacer su trabajo con las cámaras de velocidad súper lenta. De hecho, no sería mala idea ir al cine a ver este documental con auriculares y poner música de algún compositor clásico mientras miramos azorados las imágenes durante 95 minutos. Sólo de este modo "La Tierra" sería una obra maestra.
Éste es el trailer:
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