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3 de diciembre de 2024
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Por Sebastián Martínez
"La montaña embrujada": taxi para adolescentes
7 de abril de 2009
Es difícil ponerse en la piel de aquel espectador que un día se levanta, mira la grilla de la cartelera y resuelve que la película que realmente tiene ganas de ver se llama "La montaña embrujada", viene de la factoría Disney y está protagonizada por un tipo llamado Dwayne Johnson, a quien se lo conoce más popularmente como "The Rock".

Es decir, ¿qué expectativas tiene ese espectador? ¿Qué espera de la película? ¿De qué modo podría ser defraudado? Todas esas preguntas le surgen al crítico cuando termina de mirar "La montaña embrujada", el filme sobre un taxista de Las Vegas cuyos pasajeros resultan ser dos extraterrestres con aspecto de adolescentes terrícolas, que llegaron a esta región del Universo con la misión de salvar el planeta.

La cosa, brevemente, es así. Johnson es un taxista en la "ciudad del vicio", pero supo ser un matón que trabajaba para la mafia local y supo ganarse sus pininos en prisión. Al volante de su coche amarillo, primero conocerá a una astrofísica convencida sobre la vida más allá de la estratófera, luego chocará con sus ex compañeros de mafia que le vienen a recordar que "no es tan fácil salir" y, finalmente, se encontrará con dos adolescentes extrañísimos que le piden ser trasladado hasta un inhóspito punto del desierto.

Allí comienza realmente la película. En el accidentado tránsito de este taxista y sus excéntricos pasajeros llegados de otra galaxia hacia una misión casi suicida.

Y es en ese momento en que uno empieza a preguntarse realmente qué opinar de esta película. Porque está claro que con los primeros diez minutos uno puede imaginarse con bastante poco margen de error los restantes 90. Y está claro que cada vez que Dwayne Johnson levanta una ceja estamos presenciando una sobreactuación. Y está claro que Disney no se va a animar a transformar este filme en ninguna cosa demasiado reveladora ni sorprendente, porque es una compañía que vive en gran parte de responder a las normas de la previsibilidad.

Sin embargo, la cuestión no es tan sencilla. No todo es horrendo, obvio y evidente en el mundo de "La montaña embrujada". Porque al mismo tiempo es una película con buen ritmo, tiene uno o dos gags rescatables y hasta se permite cierta incorrección política bienvenida, como poner a un ex convicto como héroe principal o, al pasar, criticar el Acta Patriótica impulsada por George W. Bush luego de los atentados de 2001 para cercenar las libertades civiles de quienes pisan suelo norteamericano.

Entonces, uno descubre que hay grises, que hasta la más convencional de las películas de ciencia ficción tiene sus vetas de interés, sus pliegues rescatables. Y entonces uno vuelve a pensar en el espectador ideal de esta película. ¿Quién puede ser aquel que realmente disfrutaría de una película como "La montaña embrujada"?

La respuesta esta pregunta no es nada sencilla. Pero uno intuiría que es una película destinada a chicos y chicas de entre 10 y 12 años, que se dejen llevar por los relatos de aventuras y que tengan un espíritu despierto (pero aún conserven cierta ingenuidad). A alguien que se ajuste a esa descripción, posiblemente "La montaña embrujada" no le resultará una mala película. El resto de los mortales, por supuesto, tenderemos a olvidarla apenas se enciendan las luces de la sala.