Por Sebastián Martínez
"Loca por las compras": no a la tarjeta de crédito
18 de marzo de 2009
"Chick-lit" es un término acuñado por la crítica literaria en la segunda mitad de la década del 90 para definir a aquellos libros escritos por mujeres y destinados a mujeres de entre 20 y 30 años, generalmente solteras, independientes, de clase media o media alta y con una carrera profesional en camino.
Quizás los títulos de los libros más exitosos de este subgénero desprendido de la comedia romántica no sean del todo conocidos por las grandes masas. Pero seguramente a nadie se le escapará de qué estamos hablando si mencionamos aquellas adaptaciones más célebres para las pantallas grande y chica.
Por supuesto, al tope de la nómina del "chick-lit" televisivo está "Sex and the City", probablemente un emblema del género, uno de sus más altos exponentes y la prueba más flagrante de su popularidad. Pero también se pueden enumerar rápidamente media decena de películas que han seguido la senda de esta nueva tendencia llegada desde la literatura comercial: "El diario de Bridget Jones", "El Diablo viste a la moda", "El diario de la niñera", "En sus zapatos", "PD: te amo" y algunas más.
Algunas valían la pena, otras era mejor olvidarlas. Bueno, el asunto es que ahora llegó el turno de "Loca por las compras", tal como han titulado aquí el filme "Confessions of a Shopaholic" (es decir, "Confesiones de una adicta a las compras"), que efectivamente está basado en una exitosa saga de libros de la británica Sophie Kinsella. Y la estructura típica de la "chick lit" se repite aquí con una protagonista llamada Rebecca Bloomwood, que se ha mudado a Nueva York, trabaja de periodista y tiene un serio problema: no puede dejar de comprar cuanta novedad exhiben las vidrieras de las casas de moda.
Todo marcha desequilibradamente bien, hasta que un día, nuestra Rebecca se queda sin empleo y la deuda de cinco cifras que mantiene con las varias tarjetas de crédito que porta en su billetera se le hace impagable. Decidida a no dejarse ganar por la desesperación, Rebecca resuelve ver en el asunto una oportunidad y va hacia la sede neoyorquina de la revista de modas Elle, en la que siempre soñó trabajar.
Sin embargo, las cosas no saldrán como Rebecca espera y una serie de casualidades y desvíos, terminará llevándola hasta el escritorio del joven editor de una revista especializada en finanzas. Y hasta allí llega el planteo de la película.
La siguiente hora y pico de metraje puede ser más o menos deducida por alguien con un poco de imaginación. Pero la previsibilidad de "Loca por las compras", si bien no le hace ningún bien a la película, tampoco puede decirse que la condene al peor de los destinos cinematográficos.
Con algunos pasajes algo inverosímiles y una progresión un poco acelerada de la trama, esta película protagonizada por la australiana Isla Fisher (esposa del creador de "Borat", Sacha Baron Cohen) termina siendo, pese a todo, entretenida y más o menos digna dentro de su particular género. Además, los encargados del casting del filme han sabido armar un elenco secundario con actores probados como John Goodman, Joan Cusack, John Litgow y Kristin Scott Thomas, que resuelven sus personajes "de taquito".
"Loca por las compras" no está, por supuesto, a la altura de ilustres antecesoras como "El Diablo viste a la moda" o "El diario de Bridget Jones", pero mal que mal se las termina ingeniando para no aburrir la hora y media que propone dejarnos sentados en las butacas.