Por Sebastián Martínez
"Miss Potter": homenaje a la "abuela" de J.K. Rowling
30 de enero de 2008
Potter es, a esta altura del partido, un apellido demasiado célebre. Pero si alguien preguntaba por Potter hace once años, antes de que la criatura de J.K. Rowling hiciese su aparición fulgurante en el mundo editorial, todas las respuestas conducían hacia una mujer hoy casi olvidada fuera de Inglaterra, pero que paradójicamente fue una suerte de “Rowling” de comienzos del siglo XX.
Beatrix Potter, nacida en 1866 y fallecida en 1943, fue una mujer que se animó a hacer lo que pocas hubiesen hecho en su época. Y “Miss Potter”, la película interpretada por Renée Zellweger, es el homenaje a su historia.
¿Cuál fue, en definitiva, el mérito de esta mujer? En su vida, Beatrix Potter desafió, por los menos, dos convenciones de la Gran Bretaña de hace cien años. Por un lado, permaneció soltera hasta los 47 años, soportando la presión de su familia y de la sociedad toda para que contrajera matrimonio, aunque más no fuese para conservar las apariencias.
De todos modos, no fue su extendida soltería lo que la inmortalizó. Potter quedó en la historia como la creadora de personajes como el conejo Peter, la pata Jemima o el cerdo Robinson. Potter fue, en efecto, una escritora e ilustradora de cuentos infantiles. Quizás la más exitosa creadora de narrativa infantil de la historia de Inglaterra hasta, por supuesto, J.K. Rowling.
Habrá que decir a favor de la creadora de Harry Potter que sus criaturas son más interesantes y atractivas que los conejos, los patos y los cerditos de su antecesora. Pero también debe reconocerse que ser una mujer soltera, independiente y escritora en la Inglaterra de 1908 era más complejo que ahora.
En fin, el filme no trata sobre esta comparación. Es más bien la historia de Beatrix Potter, de cómo enfrentó a su familia, de cómo se enamoró de un hombre de otra clase social, de cómo logró superar los obstáculos y las pérdidas que le tocó vivir.
Y la encargada de llevar esto en el rostró es Zellweger, a quien uno ya le conoce todos los mohínes, pero que de todos modos puede disfrutar aunque sea parcialmente. El rol masculino de la historia quedó en manos de siempre solvente Ewan McGregor y la ubicua Emily Watson interpreta a la única amiga y confidente de la protagonista.
“Miss Potter” no depara grandes sorpresas. Es una película amena, sin truculencias, sin humor, sin sobresaltos. Puede verse acompañada por un té de tilo, para dejarse llevar mansamente por sus devaneos emocionales. Está bien construída, en cuanto a que no le ven los “hilos”. Pero que nadie espere encontrarse atrapado por su trama, ni conmovido por su historia.
Es, apenas, otra historia inglesa sobre amores difíciles, mujeres que deben luchar por lo que quieren y sociedades rígidas que, de tanto en tanto, le dan una oportunidad al que intenta una vía alternativa.