3 de diciembre de 2024
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Por Sebastián Martínez
"La brújula dorada": en la senda fantástica
1 de enero de 2000
Hay que ser mago para desenterrar a un productor de Hollywood cuando se ha metido en la huella. Donde puede haber recaudación, siempre habrá una película. Y “La brújula dorada” es uno de esos especímenes salidos del laboratorio de estrellas de Los Angeles, donde los científicos buscan la fórmula de la recaudación perfecta.
Para ser claros. La saga de “Harry Potter” empieza a despedirse, al menos hasta que J.K. Rowling resuelva que está aburrida y quiere recomenzar la historia. La saga de “El señor de los anillos” ya entregó sus tres mejores ofrendas y el último cartucho que le queda (la precuela de “El hobbit”) ya está en proceso de preproducción. Y la saga de “Las crónicas de Narnia” abrió un mercado que hay que salir a disputar.
¿Cuál es la respuesta ante este estado de situación? Salir a buscar material que permita darle vida a una nueva historia de fantasía que atrape al público que sale de la niñez y entra en la pubertad. Y lo que encontraron fue la trilogía de libros llamada “La materia oscura”, del británico Philip Pullman. Ahí hay un filón, dijeron los productores e invirtieron 180 millones de dólares.
La primera entrega es “La brújula dorada”, una historia que se desarrolla en un universo paralelo al nuestro. Un mundo donde cada persona tiene su alma o “demonio” (como le llaman en el filme) no dentro del cuerpo, sino al costado y con forma de animales mutantes. Allí hay un poder establecido, llamado Magisterio, y una búsqueda por conectarse con otras realidades que debe ser abortada para evitar “herejías”.
La historia de “La brújula dorada” es difícil de resumir. Pero aquí van algunas pistas. La protagonista es una niña llamada Lyra (interpretada exquistamente por la debutante Dakota Blue Richards). Alrededor de esta chica pasas cosas extrañas. Su tío (Daniel Craig) quiere reunir fondos para investigar las conexiones entre los distintos universos. El mencionado Magisterio quiere impedir esto a toda costa. Ella, como es de esperar, será la única esperanza.
Pero hay más, mucho más. Hay una villana encarnada por Nicole Kidman que se pasea en globo aerostático. Hay una bruja bellísima con la cara de Eva Green. Hay una banda de gitanos buenos. Hay un grupo de niños secuestrados para experimentos científicos. Y hay, por sobre todas las cosas y como estrellas de la película, osos polares nacidos para la guerra, pero con mejor oratoria que la mayor parte de la raza humana. Por supuesto, también hay una brújula dorada que dice la verdad a quien sepa verla.
El impactante reparto, por supuesto, no se termina con Craig, Kidman, Green y la mencionada Richards. Aparece el interminable Christopher Lee, está Sam Elliot, están las voces de Kathy Bates y Kristin Scott Thomas. En fin, hay para tirar al techo.
De todos modos, la prueba que enfrenta “La brújula dorada” no es sencilla. “Harry Potter” venía respaldado por el mayor éxito editorial de la historia. “El señor de los anillos” es la fábula más leída en Occidente. Y “Las crónicas de Narnia” son textos que cualquier niño anglosajón ha leído, aunque sea a desgano.
La obra de Pullman no es tan popular. Hará falta un fuerte desembarco promocional para recuperar la fortuna invertida. El filme tiene elementos para lograrlo: una estética impecable, grandes actores y una historia que, pese a sus desniveles, entretiene. Quizás le falte algo de humor o le sobre algo de solemnidad. Pero eso también sucede en otras películas exitosas.
Lo que es seguro es que “La brújula dorada” es sólo el comienzo de algo. De hecho, la película ya plantea la continuidad de la historia. Habrá que ver si el público responde.
Para ser claros. La saga de “Harry Potter” empieza a despedirse, al menos hasta que J.K. Rowling resuelva que está aburrida y quiere recomenzar la historia. La saga de “El señor de los anillos” ya entregó sus tres mejores ofrendas y el último cartucho que le queda (la precuela de “El hobbit”) ya está en proceso de preproducción. Y la saga de “Las crónicas de Narnia” abrió un mercado que hay que salir a disputar.
¿Cuál es la respuesta ante este estado de situación? Salir a buscar material que permita darle vida a una nueva historia de fantasía que atrape al público que sale de la niñez y entra en la pubertad. Y lo que encontraron fue la trilogía de libros llamada “La materia oscura”, del británico Philip Pullman. Ahí hay un filón, dijeron los productores e invirtieron 180 millones de dólares.
La primera entrega es “La brújula dorada”, una historia que se desarrolla en un universo paralelo al nuestro. Un mundo donde cada persona tiene su alma o “demonio” (como le llaman en el filme) no dentro del cuerpo, sino al costado y con forma de animales mutantes. Allí hay un poder establecido, llamado Magisterio, y una búsqueda por conectarse con otras realidades que debe ser abortada para evitar “herejías”.
La historia de “La brújula dorada” es difícil de resumir. Pero aquí van algunas pistas. La protagonista es una niña llamada Lyra (interpretada exquistamente por la debutante Dakota Blue Richards). Alrededor de esta chica pasas cosas extrañas. Su tío (Daniel Craig) quiere reunir fondos para investigar las conexiones entre los distintos universos. El mencionado Magisterio quiere impedir esto a toda costa. Ella, como es de esperar, será la única esperanza.
Pero hay más, mucho más. Hay una villana encarnada por Nicole Kidman que se pasea en globo aerostático. Hay una bruja bellísima con la cara de Eva Green. Hay una banda de gitanos buenos. Hay un grupo de niños secuestrados para experimentos científicos. Y hay, por sobre todas las cosas y como estrellas de la película, osos polares nacidos para la guerra, pero con mejor oratoria que la mayor parte de la raza humana. Por supuesto, también hay una brújula dorada que dice la verdad a quien sepa verla.
El impactante reparto, por supuesto, no se termina con Craig, Kidman, Green y la mencionada Richards. Aparece el interminable Christopher Lee, está Sam Elliot, están las voces de Kathy Bates y Kristin Scott Thomas. En fin, hay para tirar al techo.
De todos modos, la prueba que enfrenta “La brújula dorada” no es sencilla. “Harry Potter” venía respaldado por el mayor éxito editorial de la historia. “El señor de los anillos” es la fábula más leída en Occidente. Y “Las crónicas de Narnia” son textos que cualquier niño anglosajón ha leído, aunque sea a desgano.
La obra de Pullman no es tan popular. Hará falta un fuerte desembarco promocional para recuperar la fortuna invertida. El filme tiene elementos para lograrlo: una estética impecable, grandes actores y una historia que, pese a sus desniveles, entretiene. Quizás le falte algo de humor o le sobre algo de solemnidad. Pero eso también sucede en otras películas exitosas.
Lo que es seguro es que “La brújula dorada” es sólo el comienzo de algo. De hecho, la película ya plantea la continuidad de la historia. Habrá que ver si el público responde.