Por Sebastián Martínez
"Man to Man": el débil eslabón perdido
25 de octubre de 2007
No hay mucho que se pueda decir sobre “Man to Man”. Y sí, en cambio, hay mucho que decir sobre cómo se han ido configurando las miradas que los hombres tienen sobre otros hombres. Hay mucho para decir sobre el racismo, sobre la ciencia, sobre los crímenes que se cometen en nombre de la rentabilidad económica.
Pero aquí hablamos sobre una película. “Man to Man” cuenta la historia de dos anglosajones y de dos pigmeos africanos. La trama se centra en cómo un antropólogo escocés (Joseph Fiennes) y una exploradora (Kristin Scott Thomas) capturan a dos habitantes del África ecuatorial en el siglo XIX y los llevan a Edimburgo para “analizarlos”.
La hipótesis del científico, cruel pero perfectamente “razonable” en la Europa victoriana, indica que los pigmeos son el “eslabón perdido” de la evolución entre el hombre y el mono. El módico conflicto radica entre los europeos que reconocen a los africanos como pares de la especie y quienes se niegan rotundamente a tomarlos como pares.
El tema en sí no tiene nada de malo. Serviría para explorar cómo cambia la percepción de los humanos sobre sus congéneres y cómo lo que ayer era tomado por cierto luego cae en el más grande de los descréditos. Habría en este conflicto cierta veta que se podría navegar con inteligencia, dando cuenta de la complejidad científica.
Sin embargo, “Man to Man” se queda en el camino. Luego de un comienzo prometedor, el filme naufraga en la obviedad. Los personajes buenos son demasiado buenos, y los malos son detestables. Y, por supuesto, pese a todas las buenas intenciones, los pigemos nunca dejan de ser vistos como lo “otro”, victimizado y sometido, nunca deja de ser lo “diferente” en el relato.
Esto no quiere decir, por supuesto, que Régis Wargnier (el mismo director de “Indochina”) no tenga sus aciertos. La película es paisajísticamente interesante y, al menos, sabe dosificar cierta dosis de aventura en medio de una trama naturalmente de denuncia sobre las aberraciones ideológicas del siglo XIX.
De todos modos, parece poco para sostener una de estas películas que llegan a la cartelera porteña (en este caso con dos años de retraso) un poco para rellenar la temporada “baja”, mientras los distribuidores aguardan la llegada de sus apuestas fuertes para el verano.
Con un poco más de volumen, de profundidad, de sutileza, “Man to Man” habría logrado posicionarse como algo más que una simple confesión europea sobre las tantas atrocidades cometidas en las tierras conquistadas durante la expansión colonialista.