Ubicado en la Piazza Arcucio, en Milán, el proyecto vincula arquitectura e interiorismo, interviniendo sobre un edificio preexistente. Fue creado como estación de servicio en los años cincuenta y es uno de los símbolos del resurgimiento industrial de la posguerra.

Tras 20 años de abandono, el edificio fue recuperado conservándose la fachada, agregando luces de neón y una terraza en forma de proa. Tiene más de 1.700 m² y fue rediseñado por el renombrado arquitecto Michele de Lcchi.

“El concepto que queremos crear es Dolce Vita 4.0. Italia no es sólo un pasado bello sino también un presente hermoso y un futuro innovador. Como emprendedor quiero traer la creatividad y el diseño italiano a su mejor momento”, dice Lapo Elkann, heredero del emporio Fiat y creador de Garage Italia.

Una de las actividades principales que se pueden realizar en este espacio es la de personalizar autos, aviiones o barcos. Elkann sostiene que quería traer este espacio a la vida “con la excelencia del diseño italiano”.

En el centro del lugar se encuentra la Materioteca, un espacio de donde se presentan materiales para que los clientes puedan customizar sus modelos a través de colores, tapizados y accesorios, y así obtener un verdadero trabajo hecho a medida.

La sustentabilidad tiene un rol importante en esta nueva obra. La calefacción de los espacios interiores se realizó en base a los principios de la energía geotermal y, además, se utilizan panales fotovoltaicos para gran parte de la energía eléctrica que demanda el lugar. “Gasté dinero, pero decidí hacer una pintura que se llama Airlight que se come al smog”, concluyó.

La cocina esta a cargo del chef Carlo Cracco, poseedor de una estrella Michelin. Y en el espacio de restaurante cuelga del cielorraso un circuito de Fórmula 1.

“Quiero que esta sea la casa de Italia porque amo mi país. Quiero que este sea el lugar donde los extranjeros vengan a ver todo lo que hacemos acá”, sueña Lapo Elkann.