Con algunas innovaciones estéticas y tecnológicas, se presentó en la Argentina la segunda edición de este SUV mediano light. Asteriscos.Tv lo probó a fondo y le cuenta todo en esta nota, con las mejores imágenes
Sus formas son más armoniosas, especialmente por las redondeces incorporadas en la trompa, que ahora muestra las tradicionales siete barras verticales, que identificaron a los jeeps desde su creación en los tempranos ’40.
Por su aspecto, en EE.UU. al modelo se lo ha rebautizado como “el pequeño Grand Cherokee”, lo que significa para el Compass un plus de prestigio, por el que se ha ganado su hermano mayor en la línea de Jeep/Chrysler.
Otra gran diferencia está en sus ópticas frontales, ahora dobles y agrupadas horizontalmente, en contraposición con las unitarias y redondas de la serie anterior.
También llaman la atención los pasarruedas de figura casi rectangular enmarcando ahora a llantas de aleación de cinco rayos, pero de medida 18” en vez de las de 17 de su antecesor. Los cambios no han sido tan notables en la parte trasera, donde se agregaron leds a las ópticas, una barra cromada en la base del portón y la palabra Compass, que ya no aparece en el paragolpes sino en los laterales a la altura de los retrovisores.
En el interior se han redondeado las líneas rectas de las salidas de aire y de toda la plancha. El diseño está más en sintonía con la actualidad a la par que se percibe una mejor calidad de materiales. El volante de dirección, que es multifunción para la computadora, el audio y el control cruise, también ha entrado en la “onda curva”.
El espacio da comodidad a cuatro personas, ya que siendo dos las de atrás dispondrán de buen espacio para las piernas; si hay un quinto pasajero, este sufrirá las molestias provocadas por el túnel de la transmisión. La posición de manejo se complica por la altura del asiento (aunque se regule en esa dimensión) y porque el volante no se mueve en profundidad. Pero sí existe el plus de la modificación del sector lumbar del respaldo. El baúl, tiene una capacidad de sólo 330 litros, ampliables a 1.260 al rebatir los asientos. El auxilio agrega una contrariedad: es del tipo temporal.
Acá llegan unidades nafteras, exclusivamente, con un robusto cuatro en línea de 2.4 litros, que fue desarrollado en conjunto por comandita por Chrysler, Hyundai y Mitsubishi. Con una potencia de 170 HP a 6.000 rpm, entrega un razonable torque máximo de 22 Kgm a 4.500 rpm.
La caja es automática del tipo CVT, de infinitas relaciones, que a diferencia de las automáticas convencionales no muestra saltos de régimen al subir los cambios, ni al bajarlos. Muy cómoda para el tránsito urbano, y también en autopista o ruta. En caminos trabados, como por ejemplo los de montaña, se obtiene un desempeño más eficiente, es decir pasando los cambios manualmente, con seis marchas a regímenes preestablecidos, con lo que se convierte la caja en una de tipo semiautomático. El consumo que era algo elevado en la versión anterior ha sido mejorado: en el tránsito urbano consume a razón de unos 8 Km/litro y en ruta a 100 Km/h rinde once kilómetros por litro que descienden a 9.4 cuando se marcha a 130 Km/hora girando el motor a 2.600 rpm.
Freedom se denomina el sistema de tracción 4x4, que en uso normal utiliza sólo el tren delantero, pero al detectar cualquier problema de adherencia al piso hace funcionar como tractoras a las ruedas traseras también, en la proporción que sea necesaria.
En condiciones de poco “agarre” como barro, agua, ripio o nieve, el reparto puede, con sólo mover una palanca entre los asientos, fijarse en 50 y 50, una exclusividad con respecto a la mayoría de los USV Light. La asistencia de los controles electrónicos de tracción, estabilidad y cabeceo, pueden ser desconectados por el conductor si así lo desea. En la prueba de velocidad final, establecimos una máxima de 187 Km/hora. Aceleramos de 0 a 100 Km/h 10,9 segundos, comprobando que al llegar al régimen máximo de 6.000 rpm, el sistema Freedom mantiene inalterable ese valor de rotación del motor. En la prueba de frenado a cero desde los 100 Km/h. el Compass se detuvo en 41 metros, con notable conservación de la línea.
Las suspensiones independientes en ambos trenes son de corto recorrido. Sin el eje rígido atrás, contrariamente a lo que marca la ortodoxia del todo terreno, sin embargo el Compass se desenvuelve fuera del camino muy aceptablemente en el barro y en la arena, siempre que no se le exija llegar a situaciones límites, por sus características que privilegian la aplicación familiar en el tránsito urbano. Tiene un despeje de 19 centímetros, ángulos de ataque de valores intermedios y una capacidad de vadeo de 50 centímetros, como para afrontar lo que razonablemente se le pida.
Su dotación de confort incluye climatizador automático, tapizados de cuero, audio con cambiador de 6 CDs más MP3, DVD y auxiliar, techo solar eléctrico, asientos delanteros calefaccionables y el del conductor de regulaciones eléctricas, respaldo del acompañante rebatible a práctica mesa, muchos portaobjetos, cierres automáticos a distancia, entre otros.
En seguridad cuenta con las asistencias ya descriptas, el ABS con REF, airbags frontales y de cortina, espejo central fotosensible y exteriores eléctricos con desempañador, luces para niebla atrás y adelante, fijaciones Isofix, cinco apoya cabezas y otros tantos cinturones inerciales, entre otros aportes. Su precio de 49.300 dólares muestra una excelente relación entre costo y beneficio, que lo posiciona favorablemente frente a sus rivales del segmento, encabezados por el líder Honda CR-V, el Toyota Rav-4, el Nissan Xtrail y el Hyundai Tucson, pero la garantía de acotada a dos años resulta escasa, ya que los mencionados la estiran a tres años.