Por Carlos Nasif
El campo tiene más dudas que certezas
1 de septiembre de 2009
Un nuevo paro -el séptimo- del sector agropecuario al gobierno de los Kirchner, que ya tiene el récords de protestas del sector, se va desarrollando con extrema tranquilidad, mucha más de la que se pudo vivir el año pasado, cuando el conflicto tuvo sus picos culminantes.
Los dirigentes de la Mesa de Enlace repitieron sin cesar que no era este un momento adecuado para hacer la protesta. Pero las bases se los “llevaron puesto” y el paro salió adelante.
Ahora se discute si debe seguir o no y seguirán siendo las bases quien lo determinen en cada región.
Aunque es cierto que los reclamos del campo no tienen el mismo impulso que el año pasado y que la adhesión de las grandes capitales se ha minimizado, sin darles la espalda, mucho piensan que lo mejor es seguir trabajando en el Congreso, apoyado en el triunfo que les dio el revés para el Gobierno de la Resolución 125.
Pero para eso hay que esperar, por lo menos hasta el año próximo y es tiempo, para miles de productores que están con la soga al cuello por los problemas financieros, es mucho tiempo.
Por eso viene la presión, el ida y vuelta de un tema que termina opacando el impacto de un paro de ocho días, que otras épocas hubiera tenido un impacto mediático mucho más exitoso que el actual. Si no fuera por la figura de De Angeli, verborrágico como siempre, hasta hubiera sido flaco de declaraciones.
Parece que el foco es si el paro debe seguir o no, cuando la idea es que se están pleno cese de actividades reclamando medidas para el sector.
La realidad política y la económica hoy están distanciadas. Los dirigentes aspiran a lograr objetivos siendo parte de la oposición, cargando contra el Gobierno con leyes y a la espera que se renueve el poder en el Parlamento.
La economía del interior no permite esperar esos tiempos, porque ya pasó una paupérrima siembra de trigo y si no hay cambios de inmediato será una sojización de la campaña de granos gruesos, que ya está comenzando a implantarse en el norte del país.
De otros sectores, casi ya no se puede hablar, porque el desánimo es tan elevado que ni fuerzas tienen de protestas. La lechería espera un milagro, la ganadería sólo tiene esperanzas y otras economías regionales dependen en gran medida de la exportación.
El cuadro de situación que enfrenta la Mesa de Enlace es tan complejo, que afronta contradicciones difíciles de superar y hasta posible cuestionamientos en el corto plazo si las soluciones no empiezan a llegar.
En las próximas semanas se intensificará la siembra de granos gruesos. Allí se podrá medir las certezas que tienen sobre la mesa los dirigentes y oír la opinión de los productores para anunciar los pasos a seguir.