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Por Carlos Nasif
Pollo, nueva “vedette” de carnes argentinas
30 de mayo de 2009
El argentino es neto consumidor de carne, esta es una fama mundial. Se destina al mercado interno casi el 100 por ciento de la producción de carne de cerdo; el 85 por ciento de la de carne vacuna y el 90 por ciento de la de pollo.
Esta última es el producto que ha dado el salto más cuantitativo en los últimos 30 años en nuestro país, creciendo en producción, penetración en le mercado y acceso a la exportación. Esta demostración de crecimiento también quedó expuesta en la cantidad de locales habilitados exclusivamente para la venta de pollos o subproductos en todo el país.
La curva de consumo interno entre la carne vacuna, un clásico de la nutrición argentina, y la aviar está en su punto más cercano. Desde 1990, cuando el consumo per capita de carne roja era de casi 80 kilos por persona y la blanca de 10, se llegó al actual valor de menos de 70 kilos en carne vacuna contra casi 35 de pollo.
Este tremendo salto de 10 kilos a casi 35 por persona en Argentina es el mayor que haya dado un producto cárnico en el país en los último 30 años y una demostración de lo que puede dar el valor agregado, alimentando el pollo con el maíz local y luego produciendo una cantidad de subproductos que superan la utilización del animal entero para la cocción.
Estos datos, todos provistos por la Secretaría de Agricultura, es una señal de un cambio en el comportamiento alimenticio argentino, que mantuvo en un rango de 65 a 75 kilos el consumo de carne vacuna y triplicó el de pollo.
Este incremento en el consumo de carne aviar estuvo acompañado por un aumento en la producción, que evitó un crecimiento en las importaciones. Entre 1994 y el año pasado, el aumento de la producción se duplicó, pudiendo abastecer sin inconvenientes un mercado cada vez más interesado en su consumo.
El informe de Agricultura revela que el sector aviar se encuentra en una etapa de expansión. Se espera que para el año 2009 el consumo interno aumente un 10% y la producción lo haga en el orden del 15%. Asimismo también se augura que en 2009 las exportaciones seguirán creciendo.
Los empresarios polleros están rogando que el vínculo con Venezuela no se deteriore tras el “affaire” de Hugo Chávez con las nacionalizaciones de empresas argentinas en su país. Es que ese mercado se ha convertido para los polleros en una nueva meca por explotar. Sólo un dato es elocuente: Mientras en 2007 las exportaciones al país caribeño superaron apenas las 2000 toneladas, el año pasado treparon a casi 30.000, convirtiéndose Venezuela en el principal cliente del pollo argentino en el exterior.
La carne vacuna nunca dejará de ser el símbolo del arte culinario argentino, basado no solamente en los índices cuantitativos, sino también en la calidad del producto. El pollo, como el cerdo y el cordero complementan un abanico de oportunidades que cuenta el consumidor argentino para alimentarse y en esta carrera por ser el segundo, la carne de pollo picó en punta.
Esta última es el producto que ha dado el salto más cuantitativo en los últimos 30 años en nuestro país, creciendo en producción, penetración en le mercado y acceso a la exportación. Esta demostración de crecimiento también quedó expuesta en la cantidad de locales habilitados exclusivamente para la venta de pollos o subproductos en todo el país.
La curva de consumo interno entre la carne vacuna, un clásico de la nutrición argentina, y la aviar está en su punto más cercano. Desde 1990, cuando el consumo per capita de carne roja era de casi 80 kilos por persona y la blanca de 10, se llegó al actual valor de menos de 70 kilos en carne vacuna contra casi 35 de pollo.
Este tremendo salto de 10 kilos a casi 35 por persona en Argentina es el mayor que haya dado un producto cárnico en el país en los último 30 años y una demostración de lo que puede dar el valor agregado, alimentando el pollo con el maíz local y luego produciendo una cantidad de subproductos que superan la utilización del animal entero para la cocción.
Estos datos, todos provistos por la Secretaría de Agricultura, es una señal de un cambio en el comportamiento alimenticio argentino, que mantuvo en un rango de 65 a 75 kilos el consumo de carne vacuna y triplicó el de pollo.
Este incremento en el consumo de carne aviar estuvo acompañado por un aumento en la producción, que evitó un crecimiento en las importaciones. Entre 1994 y el año pasado, el aumento de la producción se duplicó, pudiendo abastecer sin inconvenientes un mercado cada vez más interesado en su consumo.
El informe de Agricultura revela que el sector aviar se encuentra en una etapa de expansión. Se espera que para el año 2009 el consumo interno aumente un 10% y la producción lo haga en el orden del 15%. Asimismo también se augura que en 2009 las exportaciones seguirán creciendo.
Los empresarios polleros están rogando que el vínculo con Venezuela no se deteriore tras el “affaire” de Hugo Chávez con las nacionalizaciones de empresas argentinas en su país. Es que ese mercado se ha convertido para los polleros en una nueva meca por explotar. Sólo un dato es elocuente: Mientras en 2007 las exportaciones al país caribeño superaron apenas las 2000 toneladas, el año pasado treparon a casi 30.000, convirtiéndose Venezuela en el principal cliente del pollo argentino en el exterior.
La carne vacuna nunca dejará de ser el símbolo del arte culinario argentino, basado no solamente en los índices cuantitativos, sino también en la calidad del producto. El pollo, como el cerdo y el cordero complementan un abanico de oportunidades que cuenta el consumidor argentino para alimentarse y en esta carrera por ser el segundo, la carne de pollo picó en punta.