21 de noviembre de 2024
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Por Carlos Nasif
Si no tocan retenciones, sigue la protesta
29 de marzo de 2008
Luego de cinco horas de la primera reunión entre los dirigentes y el campo después de muchos meses, la protesta rural sigue firme.
La decisión del Gobierno de sostener los índices de este impuesto y las propuestas oficiales poco alentadoras, indican que se desaprovechó la primera oportunidad.
La fórmula del Gobierno sigue siendo un detonante para los productores que están en las rutas, porque el agricultor hoy no quiere saber de compensaciones, subsidios, menos de créditos, blandos o duros, y ni hablar de retenciones móviles por encima del 40 por ciento.
Las mismas palabras que el jefe de Gabinete pronunció en la conferencia de prensa fueron utilizadas siempre en las pocas veces que el funcionario recibió a los dirigentes entre 2006 y 2007. Apenas se observaron pequeños cambios que no se llega a interpretar como un cambio de política o una justificación para tener controlado el paro.
Alberto Fernández habló por primera vez con singular insistencia de las exportaciones, de proveer de alimentos al mundo y de que el productor triguero reciba el precio pleno por su cereal. Esto era impensado el año pasado.
El funcionario también se excedió en su entusiasmo por alentar al pequeño productor y les aseguró la renta de su campo. El productor no quiere eso, sino que aspira a producir sin la presión fiscal actual, porque con ese mismo criterio el propietario de una Pyme no agropecuaria podría exigir la renta segura; un empresario con una pequeña planta industrial podría requerir al Gobierno de una renta segura y el mundo de los negocios no se maneja con el paraguas de los Gobiernos.
La dirigencia sigue con la encrucijada de resolver un conflicto imprevisible, inesperado por su trascendencia y casi fuera de control para sus fuerzas.
El campo parece haber ganado el primer round de la pelea con el Gobierno al lograr la adhesión de la sociedad y un claro desabastecimiento de alimentos que hizo llamar la atención. El Gobierno se quedó, aparentemente, con el segundo al entorpecer la medida, liberar las rutas y dividir las entidades.
Pero la decisión de todas las entidades del agro de ratificar el paro pone de nuevo el conflicto en su punto de mayor ebullición, bajo la amenaza de aplicar la ley de Abastecimiento.
La decisión del Gobierno de sostener los índices de este impuesto y las propuestas oficiales poco alentadoras, indican que se desaprovechó la primera oportunidad.
La fórmula del Gobierno sigue siendo un detonante para los productores que están en las rutas, porque el agricultor hoy no quiere saber de compensaciones, subsidios, menos de créditos, blandos o duros, y ni hablar de retenciones móviles por encima del 40 por ciento.
Las mismas palabras que el jefe de Gabinete pronunció en la conferencia de prensa fueron utilizadas siempre en las pocas veces que el funcionario recibió a los dirigentes entre 2006 y 2007. Apenas se observaron pequeños cambios que no se llega a interpretar como un cambio de política o una justificación para tener controlado el paro.
Alberto Fernández habló por primera vez con singular insistencia de las exportaciones, de proveer de alimentos al mundo y de que el productor triguero reciba el precio pleno por su cereal. Esto era impensado el año pasado.
El funcionario también se excedió en su entusiasmo por alentar al pequeño productor y les aseguró la renta de su campo. El productor no quiere eso, sino que aspira a producir sin la presión fiscal actual, porque con ese mismo criterio el propietario de una Pyme no agropecuaria podría exigir la renta segura; un empresario con una pequeña planta industrial podría requerir al Gobierno de una renta segura y el mundo de los negocios no se maneja con el paraguas de los Gobiernos.
La dirigencia sigue con la encrucijada de resolver un conflicto imprevisible, inesperado por su trascendencia y casi fuera de control para sus fuerzas.
El campo parece haber ganado el primer round de la pelea con el Gobierno al lograr la adhesión de la sociedad y un claro desabastecimiento de alimentos que hizo llamar la atención. El Gobierno se quedó, aparentemente, con el segundo al entorpecer la medida, liberar las rutas y dividir las entidades.
Pero la decisión de todas las entidades del agro de ratificar el paro pone de nuevo el conflicto en su punto de mayor ebullición, bajo la amenaza de aplicar la ley de Abastecimiento.