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Por Carlos Nasif
No es el mejor momento para que falte gasoil
16 de octubre de 2007
En el país de las antinomias, el gasoil parece meter la cuchara para generar otro conflicto entre el Gobierno y los productores agropecuarios de insospechadas implicancia. Los puntos encontrados es la provisión del combustible vital para el campo. Por un lado, los productores no hacen más que reflejar lo que les pasa día a día, en forma exagerada o no; es difícil comprobarlo. Por otro lado, el Gobierno, a través del Ministro Julio De Vido, niega la situación, lo que revela una situación confusa por desconocimiento o por omisión.
Sin embargo, en contra la posición del Gobierno, el Secretario de Comercio, Guillermo Moreno, se reunió con representantes de las estaciones de servicios independientes, las llamadas de bandera blanca, para analizar la realidad de este sector.
Esta es la coyuntura, que muestra un nuevo problema entre el campo y el Gobierno. Pero también parece una figura repetida, porque fue exactamente lo mismo que sucedió el año pasado y se llegó a una cosecha récord de granos.
Hay un problema de fondo que va más allá de la escasez o aumento del precio del gasoil. No va a cambiar mucho en los números de la cosecha si el gasoil llega más tarde al campo, en todo caso lo que no reflejarán las estadísticas es que los productores pueden perder ingresos por una siembra tardía o un costo más elevado del combustible.
Tras las lluvias de primavera que retrasaron la siembra de maíz o soja, las maquinarias vuelven al campo con dos objetivos: comenzar en el norte con la cosecha de trigo en pocas semanas y continuar con la siembra de granos gruesos.
Estas actividades requiere del mayor esfuerzo de la provisión de gasoil en el año. En esta época y entre abril y abril es donde se concentra la mayor actividad de los granos, que es el sector que más consume gasoil.
El campo se lleva cada año más de 4000 millones de litros de gasoil y así como es el sector más exportador, es también el más dependiente del combustible derivado del petróleo. Y aunque parezca paradójico es en estas dos áreas donde hoy el campo tiene las mayores dificultades.
El mayor conflicto con el aprovisionamiento de gasoil se concentra en las estaciones de servicio independientes, unas 1.000 en todo el país. Desde 1990, cuando se desreguló el mercado del combustible, las petroleras vieron cómo este tipo de servicios que no dependían de ellas fue incrementándose. Inclusive, una de ellas redujo el número de estaciones entre 1990 y 1998.
De todos modos, estas estaciones de servicios dependen exclusivamente de la provisión de las petroleras, por lo que su independencia está limitada. En tiempo normales, la cartera de clientes crece, especialmente del sector agropecuario, pero cuando la producción del gasoil se reduce son las primeras que reciben los cortes de combustibles y esto se traslada a los productores.
Es exactamente lo que está sucediendo ahora y que se hace mayor eco debido a que el clima ayudará en los próximos días a acelerar los tiempos de siembra de granos gruesos.
Evaluar cuánto puede influir este problema en un resultado futuro de la cosecha es difícil saberlo. En todo caso, el termómetro es individual y cada productor sabrá cuánto deja de ganar.
La producción, por los antecedentes y la incertidumbre, reclama soluciones de fondo. El Gobierno, por la cercanía de las elecciones o imposibilidad de resolver una cuestión entre privados, prefiere negar la situación. Así están las cosas.
Sin embargo, en contra la posición del Gobierno, el Secretario de Comercio, Guillermo Moreno, se reunió con representantes de las estaciones de servicios independientes, las llamadas de bandera blanca, para analizar la realidad de este sector.
Esta es la coyuntura, que muestra un nuevo problema entre el campo y el Gobierno. Pero también parece una figura repetida, porque fue exactamente lo mismo que sucedió el año pasado y se llegó a una cosecha récord de granos.
Hay un problema de fondo que va más allá de la escasez o aumento del precio del gasoil. No va a cambiar mucho en los números de la cosecha si el gasoil llega más tarde al campo, en todo caso lo que no reflejarán las estadísticas es que los productores pueden perder ingresos por una siembra tardía o un costo más elevado del combustible.
Tras las lluvias de primavera que retrasaron la siembra de maíz o soja, las maquinarias vuelven al campo con dos objetivos: comenzar en el norte con la cosecha de trigo en pocas semanas y continuar con la siembra de granos gruesos.
Estas actividades requiere del mayor esfuerzo de la provisión de gasoil en el año. En esta época y entre abril y abril es donde se concentra la mayor actividad de los granos, que es el sector que más consume gasoil.
El campo se lleva cada año más de 4000 millones de litros de gasoil y así como es el sector más exportador, es también el más dependiente del combustible derivado del petróleo. Y aunque parezca paradójico es en estas dos áreas donde hoy el campo tiene las mayores dificultades.
El mayor conflicto con el aprovisionamiento de gasoil se concentra en las estaciones de servicio independientes, unas 1.000 en todo el país. Desde 1990, cuando se desreguló el mercado del combustible, las petroleras vieron cómo este tipo de servicios que no dependían de ellas fue incrementándose. Inclusive, una de ellas redujo el número de estaciones entre 1990 y 1998.
De todos modos, estas estaciones de servicios dependen exclusivamente de la provisión de las petroleras, por lo que su independencia está limitada. En tiempo normales, la cartera de clientes crece, especialmente del sector agropecuario, pero cuando la producción del gasoil se reduce son las primeras que reciben los cortes de combustibles y esto se traslada a los productores.
Es exactamente lo que está sucediendo ahora y que se hace mayor eco debido a que el clima ayudará en los próximos días a acelerar los tiempos de siembra de granos gruesos.
Evaluar cuánto puede influir este problema en un resultado futuro de la cosecha es difícil saberlo. En todo caso, el termómetro es individual y cada productor sabrá cuánto deja de ganar.
La producción, por los antecedentes y la incertidumbre, reclama soluciones de fondo. El Gobierno, por la cercanía de las elecciones o imposibilidad de resolver una cuestión entre privados, prefiere negar la situación. Así están las cosas.