Por Carlos Nasif
La ganadería y la falta de información
23 de agosto de 2006
Argentina tiene muchos motivos para sentir orgullo por su producción cárnica. Primero su reconocimiento mundial, por calidad y, hoy también, por su sanidad que hasta actúa como un imán para turistas del exterior. Segundo, por el elevado nivel de consumo interno, que lo ubica al tope entre las naciones que más ingiere carne bovina y considerando la calidad alimenticia de este producto, este hecho es trascendente. Podríamos sumar nuevos argumentos para valorizar la carne argentina, pero no es este el eje de discusión en este momento.
La paradoja es atrapante por el alto grado de incomprensión que genera. Provocativa porque invita a desentrañarla. Sorprendente porque la adoración del argentino a la carne es centenaria.
¿Puede ser que en el Siglo de la Información, en el país de las vacas y con el mayor consumo de ese producto en el mundo, poco se sepa acerca de este sector?
Puede ser. Un estudio encargado por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina a la empresa TNS-Gallup Argentina mostró datos reveladores que van en ese camino.
Uno de los más llamativos es que un 40 % de los consultados cree que se exporta la mayor parte de la producción argentina y otro porcentaje similar no sabe qué responder sobre este tema. Lo correcto es que el 80 % de la carne queda en el país destinada al mercado interno.
El trabajo siguió dejando en evidencias la desinformación que reina en la comunidad sobre la cadena de la carne. Otro caso es el proceso que lleva a que los distintos cortes vacunos llegan a la mesa. Lo habitual es, al menos, tres años de trabajo, un dato que más del 50 % de los consultados desconocían.
Frente a este panorama, Luis Fontoira, Jefe del Departamento de Comunicación y Prensa del IPCVA, señaló: “Una de las reglas elementales de la comunicación dice que el nivel de desconocimiento del público impacta directamente en la conflictividad del discurso, más aún cuando un tema se instala tan profundamente como el de la carne en los últimos meses”.
Fontoira también destacó como alarmante el dato que reveló este trabajo respecto de que siete de cada diez argentinos cree que la carne que se exporta es de mejor calidad que la que se destina al mercado interno, cuando la realidad indica que es todo lo contrario.
Quizás esta confusión pueda tener relación con lo que sucede en otros rubros agroalimentarios, que sí destinan la cosecha de mejor calidad para los mercados externos, porque pagan mejor el producto que en el consumo local. Es una obvia regla del mercado.
La ganadería es una de las actividades bases de la economía argentina y desde hace un siglo se ha transformado, con distintos ciclos, en una distinción y una de las fortalezas del país.
Cerca de 200.000 productores quedaron en pie con distintos grados de capacidad de producción. La gran mayoría tienen menos de 100 vacas y siguen forzándose por ganar terrenos en la Pampa Húmeda, algo que tiene como principal competidor a la agricultura.
Ahora viene el trabajo más arduo con las cifras del trabajo a la vista. El IPCVA se apoya en ellos para iniciar una campaña de esclarecimiento sobre los distintos eslabones de la cadena de la carne y el tiempo dará nuevas respuestas frente a las iniciativas que se inicien en este sentido.
De todos modos, este trabajo no soluciona el problema de fondo que tiene la ganadería y que es lograr una mayor producción. Para esto hay otros caminos que no están en la teoría de una encuesta. En todo caso, llegar con la mayor información al consumidor permitirá evitar las distorsiones.