Por Alejandro RamírezA medida que pasan los días se van diluyendo las posibilidades de que la Argentina tenga una producción de soja cercana a los 55 millones de toneladas para el período 2010.
Cuando en su momento muchos analistas notablemente optimistas vaticinaban que nuestro país iba en camino a producir un super record productivo del yuyo proteico, nosotros indicábamos que iba a ser prácticamente imposible cumplir con estas estimaciones, que se basaban más en “las ganas” de que ocurrieran que en verdaderos análisis sobre datos de posibilidades reales de ocurrencia. Porque a pesar de que se cumplieran con las 19 millones de hectáreas previstas que todos indicaban se iban a sembrar con soja, con la baja calidad de las semillas a sembrar, los rindes a nivel país difícilmente llegarían en su promedio a los 2.895 kilos por hectáreas necesarios para lograr los 55 millones de toneladas vaticinadas.
Hace unos 45 días informábamos que las semillas a sembrarse tenían serios inconvenientes de calidad en lo referente al poder germinativo, que llegaba solamente a un 70%, cuando lo habitual es arriba del 93%. En ese momento, algunos técnicos indicaban que a pesar de ser verdad lo informado por nosotros, no generaría inconvenientes en la producción ya que los productores cambiarían la densidad de semillas por hectárea (aumentándola) y así se solucionaría este inconveniente. Lógicamente esto genera un aumento en los costos de implantación, porque hay que aumentar la cantidad de semillas por hectárea. Pero lo que nadie dice, que no es tan matemático que aumentando la cantidad de semillas sembradas por hectárea me garantizo los rindes posteriores.
Llegando al último día de noviembre de 2009 estamos en condiciones de estimar que la cosecha de soja 2010 de la Argentina no sobrepasará los 43 millones de toneladas. Estos guarismos se encuentran muy lejos de las cifras vanamente optimistas que hablaban de los 55 millones de toneladas.
Hasta hoy se han sembrado 8 millones de hectáreas, un 42% de los 19 millones de hectáreas previstas. Pero la siembra está siendo mucho más lenta que lo aconsejable, dejando a varias zonas con peligro de no poder llegar a sembrarse los lotes previstos. En algunas regiones todavía falta que caigan precipitaciones para que el perfil del suelo tenga la humedad suficiente para poder sembrar la oleaginosa, y en otras, las lluvias que vienen precipitándose cada 48 horas están generando un exceso de humedad, encharcamiento e inundaciones que no permiten avanzar con las tareas de siembra. Por eso, entendemos que será difícil llegar a los 19 millones de hectáreas previstas por los organismos oficiales, y por las entidades del sector. Si con suerte se llegaran a sembrar alrededor de 18 millones de hectáreas y se produjeran promedio país 2.390 kilogramos de soja por hectárea, obtendríamos una cosecha de 43 millones de toneladas. Sin considerar cuantas hectáreas se podrán sembrar con soja de segunda después del trigo, previéndose un primer trimestre del 2010 excesivamente lluvioso. Esto podría modificar aún más la posible producción final, ya que muchos productores no podrían llegar a sembrar los lotes destinados a la soja de segunda. Es decir, podemos encontrarnos con que la cifra de producción estimada por nosotros pueda ser aún menor.
Lógicamente estas 43 millones de toneladas son mejor que los 32 millones de la cosecha pasada, pero muy lejana de los 55 millones soñados por muchos, en especial por el gobierno nacional.
De cumplirse nuestras estimaciones, la cadena comercial granaria se vería en inconvenientes. Los principales perjudicados serían los productores que verían disminuir notablemente sus ingresos de producción. También se perjudicaría el sector agroindustrial, ya que por semillas para ser sembradas al año siguiente, para molienda de aceites y harinas y para la exportación, la Argentina necesita cerca de los 50,5 millones de toneladas. Tendríamos un déficit de 7,5 millones de toneladas de soja. Y también debemos considerar que el fisco nacional recibirá en concepto de retenciones a las exportaciones unos 1.500 millones de dólares menos. Dinero que quizás ya “esté gastado” porque se consideraba que no había dudas ingresaría con la super cosecha de soja, vaticinada por algunos analistas argentinos. Lo bueno de todo esto, es que en el extranjero, los analistas internacionales nunca tomaron muy en serio los vaticinios de los analistas criollos, por ser poco confiables y por estar tiznados de un optimismo extraño y poco comprensible.
“Plata en mano culo en tierra”… siempre me decía un veterano productor de granos, queriendo decir que hasta que no se cosechaba el grano y se vendía, no se podía calcular cuento dinero se tenía.
Lamentablemente, en los últimos años, en la Argentina se acostumbraron a hacer números en el aire, pensando que todo siempre saldrá bien. Y mientras el Tata Dios “maneje” el clima, esto no será así.