En momentos en que los productores agropecuarios definen su próxima campaña 2009/10, nos encontramos ante un escenario de maíz en el que las variables que inciden en la ecuación económica tienen valores más competitivos, según un informe de Monsanto.
Este año hay muchas razones para sembrar maíz. El valor del arrendamiento de la tierra cayó alrededor de un 25% y también se redujeron de manera significativa los valores de los fertilizantes (ver anexo gráfico 1) y agroquímicos; generando una fuerte disminución en los costos del maíz y una mejor relación
en los rindes de indiferencia.
Hoy, los rindes de indiferencia para la siembra de maíz en campo propio, se ubican entre los 40 y 58 quintales por hectárea: un valor bastante inferior al de campañas anteriores y que deja rentabilidades muy atractivas dependiendo de la región y el rinde.
El maíz rinde más y es un cultivo más estable
A diferencia de otros cultivos, el maíz es un cultivo que a lo largo de las últimas campañas consolidó una fuerte estabilidad en los rendimientos. En los últimos 30 años, aumentó un 110% su rendimiento, mientras que el de soja aumentó 45%. Todos los esfuerzos están dirigidos a hacerlo más estable ante situaciones de estrés, habiéndose logrado, en conjunto entre la genética, las prácticas agrícolas y la biotecnología, un salto importante tanto en rendimiento como en estabilidad.
En las dos campañas anteriores a la última cosecha, que sufrió una de las peores sequías de los últimos años, hubo rindes récord para el maíz, que en muchas zonas superó los 100 quintales por hectárea. Y en la última campaña, frente a condiciones climáticas adversas, los rindes de maíz oscilaron desde un piso de 37 quintales por hectárea hasta lotes con más de 130 quintales por hectárea.
Un muestreo realizado por Monsanto entre 100 productores de la zona núcleo arrojó que en casos extremos, en las que se seleccionaron lotes de maíz y soja de primera a la par, en la misma condición de ambiente los rendimientos de maíz oscilaron entre 25 a 130 qq/ha con un rendimiento medio de 80,26 qq/ha, mientras que los rendimientos de soja entre lo hicieron entre los 0.8 a 46 qq/ha con un rendimiento medio de 21,6 qq/ha. El 4% de los lotes de maíz evaluados presentaron un Margen Bruto negativo.
El MB promedio fue de u$s 252. El 15% de los lotes de soja evaluados tuvieron MB negativo, con un MB promedio de u$s 188.
Sin duda, esta mayor respuesta del maíz a las condiciones ambientales es resultado de los esfuerzos en Investigación y Desarrollo que se destinan al cultivo desde hace años; que generan mayores rendimientos, mejor respuesta al medio ambiente (alto índice ambiental) y una estabilidad en los rendimientos.
El maíz, clave para la sustentabilidad: Rotación y Balance de Nutrientes
El aporte del cultivo a la sustentabilidad del sistema es de alto impacto en todas las zonas. La agricultura es un proceso continuo y todas las actividades que se realicen tienen un impacto tanto en los resultados inmediatos –rindes obtenidos en la campaña- así como en los siguientes.
En este sentido, está ampliamente demostrado que la rotación de cultivos es clave para mantener la sustentabilidad del campo.
En el caso de la soja, se reportaron importantes incrementos, de un 10 a 25%, en su rendimiento cuando es sembrada de un lote proveniente de maíz; variando entre años y zonas.
El incremento en el rinde de soja cuando su antecesor en maíz se debe a que el maíz es altamente eficiente en la generación de materia orgánica y de cobertura del suelo por rastrojos, aumentando la eficiencia del uso del agua y disminuyendo el riesgo de estrés por su deficiencia, además de mejorar el balance de nutrientes.
Monsanto corroboró los efectos del maíz en la rotación gracias a los resultados reportados por 427 productores de todas las zonas agrícolas, que pudieron comparar en el mismo campo el rendimiento de soja con antecesor soja (soja/soja) y con antecesor maíz (maíz/soja).
Los lotes provenientes de maíz presentaron en el 50% de los casos rendimientos superiores en un 12.9% a los provenientes de soja. Sin embargo, el dato más importante es que, fue en los ambientes con deficiencia de agua en los que se
obtuvo una mayor diferencia, con un incremento superior al 15% en el 50% de los lotes evaluados; recalcando que es en estos ambientes donde se obtiene el mayor beneficio por la mitigación de estrés.
A la luz de estos resultados, quizás es el momento de cuestionar la vigencia del paradigma “el maíz es más riesgoso que la soja ante situaciones de estrés”.
Sustentabilidad y Balance de Nutrientes:
La comparación económica del maíz con la de la soja cambia significativamente si, incorporando un análisis de sistema de producción sustentable en el tiempo, se analiza el esquema de balance de
nutrientes (Ghida Daza, 2007); evaluando la pérdida neta de elementos por tonelada cosechada en ambos cultivos y valuando esa extracción a través del precio de los fertilizantes que contienen estos elementos (urea, fosfato diamónico y sulfato de potasio).
Este análisis fue realizado por el INTA Marcos Juárez, durante el trienio 2005/6 – 2007/8 en el sudeste de Córdoba. Este mismo análisis proyectado con los valores actuales de insumos y cereales, arroja una importante diferencia a favor del maíz, con un margen 22% superior al de la soja.
Al incorporar un criterio de sostenibilidad como el balance de nutrientes surge una importante diferencia a favor del maíz para esta campaña, tanto en el margen, 107% superior, como en el retorno donde se equilibra los resultados del cereal con la soja.